La actriz sudafricana de películas como Monster: Asesina en serie y Tierra fría se ha convertido con el tiempo también en una heroína de acción. Tras su paso por Mad Max: Furia en el camino, ahora deslumbra a pura destreza física y sensualidad en esta transposición de la novela gráfica de The Coldest City, de Antony Johnston y Sam Hart. Una historia de espías que no propone nada demasiado revolucionario, pero que se luce y entretiene con sus virtuosas coreografías, su despliegue visual y su acumulación de excesos.
Nikita, Lucy, Sucker Punch: Mundo surreal, Kill Bill, Se busca, Underworld... Las mujeres asesinas / justicieras (muchas de ellas surgidas de novelas gráficas) se han convertido en un género en sí mismo con protagonistas tan bellas y seductoras como implacables en las artes marciales o con las armas en sus manos. Charlize Theron (que ya había hecho desde Aeon Flux hasta Mad Max: Furia en el camino) se luce en todos los sentidos en este thriller de espías (dobles) dirigido por Leitch (un ex doble de riesgo que rodó algunas escenas de John Wick / Sin control y ahora está filmando Deadpool 2) y ambientado a ambos lados del Muro de Berlín justo cuando este está a punto de caer, a fines de 1989.
Los elementos de Atómica son más o menos los mismos de siempre (violencia extrema, espíritu de comic, hiperestilización visual, muchos desnudos y constantes apelaciones eróticas, coreográficas escenas de acción, saltos temporales y apabullante banda sonora con New Order, Depeche Mode, David Bowie, The Clash y otros clásicos), pero la película se sostiene sobre todo por ver a la magnética y muy fotogénica Theron rompiendo huesos a diestra y siniestra, esta vez acompañada por James McAvoy, Eddie Marsan, John Goodman, Toby Jones y Sofia Boutella en diversos personajes secundarios. Previsible, profesional, pero al fin de cuentas decididamente disfrutable.