Película de espías que intenta ser más que eso, Atómica, de David Leitch, ofrece una heroína que se gana la pantalla y buenos momentos de acción, aunque la ilación entre ellos no sea la mejor. Haciendo una rápida visita al perfil de IMDB de David Leitch nos vamos a topar con que antes de debutar como director, su currículum ofrece una interminable experiencia como doble de riesgo. Este dato, que parece inútil, nos sirve para enmarcar lo que, hasta el momento, viene siendo su cine.
Co-Dirigió (sin ser acreditado) John Wick/Sin Control, y se bajó de su secuela para poder encarar el que sería realmente su debut en los créditos de dirección, el film de marras.
Si en John Wick asistíamos a un asesino a sueldo que se enfrentaba a toda una legión mafiosa con la simple excusa de recuperar un perrito; algo similar vemos en Atómica. No es que la motivación de su protagonista, esta vez femenina, sea tan simple como aquella, sino que tanto guion como puesta, parecieran no estar muy atentos en remarcarla.
El año es 1989, la agente del servicio de inteligencia británico M16, LorraineBroughton (CharlizeTheron) debe viajar a Berlín (en tiempos en los que el muro tiembla) en el medio de una investigación de asesinato de otro espía y el robo de un microfilm (el típico que contiene la lista de nombres de otros espías) en manos de la KGB.
Listo, se planteó el tema, que empiece la acción. Basada en la novela gráfica de Antony JohnstonTheColdest City, el guion de Kurt Johnstad (300 1 y 2) se limita a poner a la protagonista en escena, y otorgarle algunas reuniones con personajes secundarios, interrogatorios, y otros etcéteras, que sirvan de “pantalla de carga” entre una escena de acción y otra, que en definitiva, parece que eso vinimos a ver.
También se las ingenia para encontrar todas las oportunidades necesarias para que su protagonista muestre sus ondeantes curvas y sacuda su pelo rubio blanquecino cual publicidad de champú. Sí, es rubia, y es atómica. Atómica no intenta seguir el legado de James Bond, ni siquiera el de los films con Daniel Craig mucho más cargados de adrenalina que de ingenio.
Su camino es el del entretenimiento, y el de intentar superarse escena tras escena en espectacularidad coreográfica.
La estructura es bastante menos rígida que en las aventuras del espía creado por Ian Fleming. Quizás, se asemeje más a aquel Xander Cage de Vin Diesel en XXX, aunque decididamente, Atómica es menos divertida que aquella. Diversión, eso es lo que falta en el film de David Leitch para cerrar un combo perfecto.
Las escenas de acción en falsos planos secuencia, con villanos que aparecen aquí y allá, y con piruetas propias del Cirque Du Soleil (aunque intentan ser más o menos factibles) encienden el motor, nos ponen a tono, y nos dan ganas de agarrar el balde gigante de pochoclo y sumergirnos dentro de él en un festín explosivo.
Pero el resto del film, que redondea casi las dos horas, carece del mismo timing, pidiendo por favor que empiece ya otra de esas escenas en donde lo que se dice no importa. CharlizeTheron se encuentra a pleno, esta debía ser su película para posicionarse como la nueva chica de acción, y lo logra.
La cámara la mira a ella sola y ella sabe qué entregarle, es sexy y aguerrida, es ambigua, es completa.
Hasta se da el lujo de mostrar su girlpower con otra fémina en escena de jugueteo lésbico. Los secundarios de James McAvoy, John Goodman, Toby Jones, Eddie Marsan y Sofia Boutella (la destinataria del escarceo lésbico), cumplen, aunque si se les hubiese dado una mayor importancia, quizás el film tendría la potencia extra que necesita.
La ambientación en 1989 en tiempos de avanzada capitalista es otra excusa, esta vez para una cámara de tonos fríos que se contrapone al neón, una banda sonora de hits de la época, y alguna simbología que nos lleve al momento (aunque habrá que decir que abusa bastante menos de lo pensado del mensaje patriótico).
Es una puesta lograda para un film completamente estilizado. Atómica es puro entretenimiento, liviano, sin pretensiones de dejar mayores lineamientos, y en plan de presentación de una heroína y un director al que se le avecinan compromisos más importantes. Si a este carrusel de entretenimiento se le hubiese inyectado un poco más de diversión y sentido del ridículo, estaríamos hablando de uno de los mejores tanques del año; lástima que no es el caso.