Atómica

Crítica de María Paula Rios - Fandango

Aparece en el espectro cinematográfico una nueva heroína de armas tomar: la sexy y ruda Lorraine Broughton.´

Ante el hecho de que en la primera escena suene Cat People, de David Bowie, mientras nuestra heroína Lorraine Broughton (Charlize Theron) tras sumergirse en una tina con hielo para calmar el dolor de los golpes que tiene en su cuerpo, sale ataviada cual modelo de Vogue para afrontar la vida, es imposible no sentir empatía.

Y así se va conformando un universo con una estética muy singular, ambientado en ambos lados del muro de Berlín, a pocos días de su caída (1989). Espacio ficcional donde el espionaje es el protagonista de una trama en la que se ponen juego varias vueltas de tuercas, típicas del género, intercaladas con mucha acción física.

Lorraine Broughton es una espía inglesa que le toca rendir cuentas ante sus superiores, sobre su misión en Berlín a fines de la guerra fría. Lugar en el que lidiará con otros agentes como David Percival (James McAvoy) y Merkel (Bill Skarsgård), así como también vivirá un romance con la sensual espía francesa Delphine Lasalle (Sofia Boutella).

A través de la extensa declaración de nuestra sobreviviente, se irá desplegando el argumento del film estructurado por saltos temporales, peleas coreográficas y mucho vodka; secundado por una estética retro ochentera, donde el fluo, el neón y los grabadores de cinta abierta, se funden con la cultura e idiosincrasia de la época.

Charlize Theron en su rol de femme fatal está magnética, y sus coprotagonistas la acompañan a la perfección. Si bien el guion de Atómica, cae en clichés y se sume a agotadores falsos finales con la pretensión de sorprender, la fluidez de la narración, así como las escenas de acción, están muy logradas. Inclusive, por momentos, tienen un atinado sesgo de humor negro.

Ni hablar de su soundtrack alucinante. Mientras Lorraine muele a golpes a sus enemigos, suenan temas de New Order, Depeche Mode, David Bowie, The Clash, Joy División, The Cure y también Pulp. Un shot de aguardiente, alto voltaje femenino: ha aparecido una nueva diva del cine de acción (sexy, con personalidad, desprejuiciada), y ¡no la queremos dejar ir!