Cuando la Ciudad se Despierta…
Películas sobre ladrones, asaltantes de bancos, etc existen desde que el cine es cine. De hecho, a mi criterio la primera obra maestra cinematográfica e insuperable en ritmo y narración es El Gran Robo al Tren (1903) de Edwin S. Porter. Mezcla de western con thriller, Porter revolucionó el nuevo séptimo arte con esta historia de unos ladrones que robaban el tren que llevaba el dinero de los bancos.
Ha pasado más de un siglo y el género de “robos” sigue más vigente que nunca. Quizás porque los asaltos siguen siendo cosa de todos los días, quizás porque resulta muy atractivo las nuevas tecnologías que usan los ladrones para asaltar, o simplemente porque siempre satisface ver una película de acción inteligente con ladrones inteligentes, personajes bien delineados y mucha, mucha acción.
Hay ejemplos de todo tipo. Desde fines de los años ’30 hasta principios de los ’50 el film noir tomaba como protagonistas a los criminales, los humanizaba, pero al mismo tiempo castigaba sus fechorías. Por esos años, aproximadamente, se empezó hacer lo mismo en Francia con Jean Pierre Melville a la cabeza, e incluso hay buenos ejemplos en Argentina como El Asalto o Apenas un Delincuente de Hugo Fregonese.
Muchas veces se dijo que el género murió con la llegada y difusión del cine color. En parte se perdió el misterio, el perfil romántico de los personajes que interpretaban principalmente Humphrey Bogart y Robert Mitchum en sus años mozos, pero en cambio se ganó en crudeza y realismo…
En los ’70 esto quedó claro con policiales que incluyeron asaltos y persecuciones como Contacto en Francia (1971) de William Friedkin; Harry, el Sucio (1971) de Don Siegel o Tarde de Perros (1975) de Sidney Lumet.
Por supuesto, que también la comedia dio pie a excelentes películas sobre robos: personalmente me encantó el trabajo que hizo George Roy Hill con El Golpe o Butch Cassidy con la dupla Redford / Newman. Por otro lado, un clásico también podría decirse que fue, con un tono seudohumorístico, Bonnie & Clyde del recientemente fallecido Arthur Penn. Y una comedia sobre robos de bancos que fue muy subvalorada, pero es muy divertida y original es No Tengo Cambio (1990) dirigida y protagonizada por Bill Murray.
Todas ellas sumadas, a las dos mejores obras sobre robos de banco hechas, Mientras la Ciudad Duerme (1950) de John Huston y Casta de Malditos (1958) de Stanley Kubrick, fueron influencias para que una nueva generación de realizadores intente reproducir la tensión, el suspenso, el misterio y la humanización de los personajes de los film noir, con la crudeza de los ’70.
La violencia de los asaltantes se pone frente a usos pocos dogmáticos de las fuerzas policiales. Ojo, no corruptos, pero sí con métodos inusuales, mostrando policías inteligentes, honestos, pero a la vez, antimoralistas. Némesis que en realidad provienen del mismo sitio, pero que cada uno decidió ponerse en veredas opuestas.
No voy a incluir películas mafiosas destacadas como Los Infiltrados de Scorsese (o la versión original china) o Brasco, sino los mejores asaltos de los últimos años: Punto Límite (1990) con Keanu Reeves y Patrick Swayze de la ganadora del Oscar Kathryn Bigelow, Fuego contra Fuego de Michael Mann con la perfecta dupla Pacino / De Niro y sobretodo, uno de los más inteligentes asaltos vistos en la década (con esta se van a sorprender), El Caballero de la Noche, de Christopher Nolan. Sí, la última de Batman representa el espíritu de los film noir y la crudeza de los ’70 en su mejor nivel.
Y una de las cualidades de los films de robos filmados en colores es su aspecto brillante y diurno. Películas muy nítidas, veloces… en fin, como los robos de hoy en día.
Dentro de estos conceptos, Ben Affleck, retoma las riendas de la dirección cinematográfica y filma.
En Busca del Destino (de la nota)
Un grupo de ladrones que provienen de los barrios suburbanos de Boston, los barrios más humildes y marginales, se convierten en la pesadilla de la ciudad. Siempre usando disfraces diferentes tratan de no herir a nadie en el camino, gracias a que su líder, Doug (Affleck) es un tipo pacífico dentro de todo. La película comienza con un asalto con muchos remanentes del comienzo de El Caballero… Golpean al subgerente del Banco (Victor Garber) y se llevan a la gerenta (Rebecca Hall) como rehén, dejándola en un playa sola. Sin embargo a Jem, el miembro más violento de la banda (Jeremy Renner) esto no le gusta y Doug decide ir a vigilar sus acciones, pero termina enamorándose de ella. Al mismo tiempo, por un tenaz y persistente agente del FBI (Jon Hamm). Y la banda seguirá tocando…
Affleck, criado en los suburbios pobres de Boston, situó en el mismo sitio su guión (supuestamente co escrito con Matt Damon) de En Busca del Destino (Good Will Hunting). Sus protagonistas están rodeados por las bandas callejeras que frecuentaba Will (Damon) en la misma película, y un entorno de drogas y prostitución. Generalmente los trabajadores de la zona son obreros o trabajan en la construcción. De hecho es bastante divertido ver en un momento a Affleck con el mismo traje que usaba en la película de 1997. Entre ambas vale recordar una película por demás curiosa como Desapareció una Noche, más cercana a un Clint Eastwood que a un Michael Mann, este thriller dramático sobre una nena que era secuestrada en complicidad con la policía planteaba debates interesantes sobre las consecuencias de ser criado en un ámbito social “peligrosos”. ¿Dónde debía recaer la educación y crianza de un infante de 6 años si la única cuidadora era una madre soltera drogadicta y alcohólica? ¿Mandarlo a un orfanato, lugar donde, según las perspectivas de los personajes, comenzaban las pandillas juveniles o dejarlo con la madre?,
Ben Affleck daba un happy end con sabor ambiguo en dicha película.
Esta vez, deja de lado las sutilezas, y le da prioridad a la acción antes que al debate social, que también está pero no tanto en primer plano. Quizás a modo de desafío, se tomo más en serio otros aspectos como el montaje y la fotografía, antes que la historia en sí, la cuál no escapa de los lugares comunes de las películas mencionadas previamente. Sin embargo no descuida a sus protagonistas y al igual que Eastwood encara una dirección actoral clásica. Las mejores actuaciones las logra, aunque sorprenda, de él mismo y sobretodo de Rebecca Hall. No digo que Affleck haya mejorado mucho, pero desde Hollywoodland ha madurado. Mientras tanto Hall, es maravillosa, un milagro interpretativo descubierto principalmente por Nolan en El Gran Truco y explotado por Woody Allen en Vicky Cristina Barcelona: sensible, dura, inteligente, una perfecta femme fatale, aun cuando el personaje no es malo. Pero ha tener en cuenta. Me recuerda un poco a Ava Gardner. En su frialdad hay algo muy sensual…
En cambio, otros personajes son llevados al borde del absurdo y lo caricaturesco, como Jeremy Renner, totalmente acelerado y sobreactuado (en contraste con la frialdad que mostraba en Viviendo al Límite) y sobretodo Jon Hamm (el actor de Mad Men, con un gran parecido físico entre John C. MacGinley y Christopher Reeves), excesivamente superficial. Es más interesante la actuación y el personaje del asistente, Titus Welliver (el hombre de negro de Lost) Al elenco se suman la atractiva y prometedora Blake Lively, y dos monstruosos trabajos de dos sólidos veteranos como Chris Cooper y Pete Postlewhite.
Atracción Peligrosa es más ágil que Desapareció… tiene buenas cuotas de acción, dramatismo (sin caer en lo telenovelesco) y reflexión. No alcanza la profundidad psicológica (ni la duración, por suerte) de Fuego contra Fuego, pero sí nos presenta a un actor, que muchos ya daban por muerto, encarando nuevamente un rol detrás de cámaras por demás interesante. Robert Elswitt como director de fotografía, ayuda que cada plano de la película tenga atracción para el ojo del espectador (excepto los flashbacks en blanco y negro, que están de más).
Atracción… es un thriller de la vieja escuela, bien pensado, un poco frío en ciertos aspectos, y no tan humanizador (más cerca de Kubrick que de Huston se podría decir), que no sale de algunos estereotipos y situaciones previsibles, pero estos aspectos no le juegan demasiado en contra.
Esperemos que mientras la ciudad duerma, esta nueva casta de malditos liderada por Ben Affleck, quizás en una tarde de perros en punto límite, siga dando golpes de este tipo… y que nuevas generaciones sigan honrando la memoria de Edwin S. Porter.