Cuando Zitarrosa regresa a Montevideo después de un largo exilio, el 31 de marzo de 1984, una multitud lo recibe en el aeropuerto y lo acompaña en la calle. No se trata aquí de una forma de idolatría característica de la era del espectáculo, sino de una expresión de reconocimiento de las consecuencias que tiene un puñado de canciones en el alma colectiva de un pueblo. Cuando Ausencia de mí incluye ese material en su relato consigna el secreto de la vida del personaje que ha elegido retratar.