Criaturas de la noche... y del día
Hay una especie de ABC del cine para lograr una buena historia dentro del género de terror: 1) es preferible no mostrar todo al instante (criaturas, monstruos, etc.), 2) poder (y saber) jugar siempre con el suspenso y la tensión, dos aliados de lujo que garantizan un buen producto; y 3) las actuaciones tienen que resultar ser mínimamente creíbles. Ausencia (Absentia, 2011) de Mike Flanagan cumple con todos estos cánones de manera magistral.
Tricia (Courtney Bell) y Callie (Katie Parker) son dos hermanas que se reencuentran después de años para enfrentar juntas la dolorosa desaparición de Daniel (Morgan Peter Brown), esposo de Tricia. Luego de siete años de no tener novedades de él, su mujer firma un acta de defunción con motivo "Muerte por ausencia", tal como el registro de esa ciudad está obligado a declarar al pasar determinado tiempo.
Últimamente Tricia experimenta visiones y apariciones, y recurre a la meditación para escapar de ellas. Sin embargo, todo da un giro rotundo y lo que parecía ser un caos psicológico producto de su cabeza, pasa a ser sólo un grano de arena al lado de lo que vendrá después.
Idas y vueltas espacio-temporales, verdad o mentira, fin o principio, realidad o ficción. Esa es la verdadera sal de la película, que no dejará que el espectador se pierda ni aburra por un segundo.
La soberbia de Ausencia radica en su misterio, su tensión y su paranoia. Su guión es sólido y da placer poder disfrutar de una historia tan bien contada, desde los movimientos de cámara hasta los planos y el juego con las luces y la oscuridad, la verdadera protagonista de la cinta.
Si bien no posee un gran trabajo de sonido, se puede decir que otro de sus fuertes gira en torno a lo onírico y lo intangible y, tal como se dijo antes, la no-presencia de lo terrorífico y amenazante en la pantalla, lo que le otorga ese plus que la mayoría de las películas del género no saben explotar. De esta manera, de a poco, va cumpliendo con las expectativas del espectador.