El español Gabe Ibañez regresa con una película de ciencia ficción protagonizada por Antonio Banderas, en Autómata.
Es el 2044 pero el mundo parece mucho más alejado que el nuestro. Casi desolado, lleno de polvo, y con la esperanza de que unos autómatas que se construyeron para ayudarnos nos protejan.
JacqVaucan, un agente de seguros, espera un hijo pero la idea de traer una vida a este mundo lo aterra más de lo que alegra a su mujer.
Con un presupuesto bastante bajo es que Ibañez nos entrega Autómata, claramente influenciada en obras como las de Asimov o BladeRunner. Pero lo cierto es que si bien se presenta con ideas, aunque no originales, interesantes, a medida que el film se va sucediendo éste se va a tornando aburrido, carente de ideas y pretencioso. Cuenta con un buen tratamiento visual y banda sonora, pero poco más.
Antonio Banderas hace lo que puede pero la verdad es que le quedan grandes este tipo de performances que exigen más de sus actores. No logra cargarse al hombro la película, porque ésta no cuenta con buenos elementos a nivel guión, su principal falla. Por lo que incluso sus actores secundarios (Melanie Griffith, Dylan McDermott, o Javier Bardem poniéndole voz a uno de los robots) puede hacer mucho más al respecto tampoco.
La historia parte de una premisa aterradora para los humanos: un robot que rompe sus protocolos de seguridad. Algo se les está yendo de la mano. Y es que acá, si bien por momentos parecería que estos autómatas buscaran parecerse, sentir como los humanos, en realidad lo que buscan es una evolución.
Pero el guión de la película no termina de explotar sus buenas ideas y termina recayendo en literalidades, filosofías sobre explicadas (“Sobrevivir no es relevante. Vivir lo es. La vida siempre encuentra su camino”, “Para morir, primero hay que estar vivo”) y personajes con poca profundidad, por lo que es muy difícil sentir empatía con ellos.
En conclusión, Autómata es una película que podría haberse convertido en una curiosa sorpresa pero termina decepcionando y tornándose densa y aburrida. A la larga falla en su pobre guión y en querer ser más grande de lo que realmente es. Una buena puesta en escenas y efectos especiales por la altura de su acotado presupuesto complementan una idea atractiva que se queda a mitad de camino.