Una gran película es la brasileña AVANTI POPOLO, de Michael “Misha” Wahrmann, la ganadora de la sección CinemaXXI del Festival de Roma 2012. En ella, el realizador nacido en Uruguay, que vivió muchos años en Israel y ahora vive en San Pablo, Brasil, desde hace diez, cuenta los encuentros y desencuentros en una misma casa entre un padre y un hijo, mientras escuchan raras canciones de los años ’70, ven filmaciones en Super 8 que cuentan la historia familiar y juegan con el perezoso perro del padre.
avantipopolo1-600x337Eso es apenas la punta del iceberg de lo que pasa en el filme, que transcurre en su mayoría en una casa y siempre con la cámara tomándola, fija, desde casi el mismo ángulo, generando casi la idea de ser un cuadro casi sin movimientos. Esas no-conversaciones entre padre e hijo, esas películas que se muestran contra la pared, irán dando a entender que hay algo en el pasado de esa familia, que en los ’70 fue militante, que no alcanza a salir a la luz en palabras y que podemos adivinar en las imágenes. Una historia de silencios respecto al pasado oscuro que de algún modo alcanza a todo el país.
Entre canciones, algún paseo en un muy curioso taxi y un genial momento de humor cuando el hijo va a visitar a un “superochista” que le cuenta su muy particular Dogma 2002, Wahrmann va encontrando la forma de referirse a esa fractura familiar que se produjo entonces, de la cual se conservan algunos elementos pero de la que no se habla. Escenas de viejas películas, más canciones y referencias laterales a un pasado duro pintan esta zona espinosa que la idea de “la alegría brasileña” no siempre transmite ni, casi, deja ver. Que hay una zona de silencio, de miedo, de fractura emocional, siempre al borde de estallar. (Versión extendida de la crítica publicada durante el Festival de Roma 2012)
(En el Gaumont, todos los días a las 19.35 y en el Artecinema, a las 13.50 y 18.45. El estreno de ““Avanti popolo” da comienzo a un programa de estrenos brasileños mensuales que continuará en agosto con la premiada “O som ao redor“, de Kleber Mendonca Filho)