¿Cómo se hace para continuar cuando pareciera que algo adentro se murió? ¿Es cierto que cuando un ser querido desaparece una parte nuestra se va con él? Estas podrían ser los interrogantes de un film como Avanti Pópolo del brasileño Michael Wahrmann.
La historia a primera vista pareciera sencilla, un hijo separado recientemente se ve obligado a irse a vivir con su padre hasta que su situación se acomode.
Lo que recibirá no es la típica calidad bienvenida de “la vuelta al nido”, su padre se ha librado al abandono, como si hace mucho tiempo el tiempo ya no existiese para él, y lo mismo sucede con todo lo que rodea a ese hogar.
Sucede que hace unos cuantos años, este hombre mayor perdió a otro de sus hijos, y el dolor es tan enorme que no le permite avanzar, y esa negrura absorbe todo a su alrededor, como un agujero negro, y tarde o temprano, sumirá en la misma angustia al visitante.
Wahrmann transmite las sensaciones de sus personajes al espectador a través de planos largos y detenidos, silencios, miradas tristes, y una fotografía opaca y nublada; todo huele a melancolía y dolor.
La relación entre los dos protagonistas será fundamental en el film, y ahí, el director encuentra en André Gatti (el hijo) y Carlos Reichenbach (el padre) interpretes justos y acertados, entre ambos hay una química muy extraña, como la de un padre y un hijo que por circunstancias del destino no pueden demostrarse el amor de modo tradicional.
El tercer personaje aparece a través de un recurso curioso pero bien plasmado, imágenes en Súper 8 en unos rollos encontrados que nos mostraran la vida de aquel que ya no está.
Sí, adivinaron, Avanti Pópolo no se caracteriza por su ritmo, el no paso del tiempo en que se encuentran los personajes también lo sentirá el espectador, por eso, hay que advertir, no es un film para apurados.
Minucioso y detallista, si nos tomamos el tiempo y la dedicación de análisis debida, podemos encontrar mucho más de lo que a primer vista para haber. En esas ruinas del hogar, en esos pequeños objetos también se expresa parte del guión, convirtiendo al hogar en un protagonista más.
Avanti Pópolo se inscribe en esa tradición de cine amante de lo contemplativo, aquel que para algunos desafía la paciencia del espectador; si este es su gusto, abrásenla con los brazos tendidos en alza.