Elegía de un sueño familiar
Uruguayo criado en Israel, Michael Wahrmann vive desde 2004 en San Pablo. Artista plástico, fotógrafo, cuentista, videasta experimental, autor de "Avós" y "Oma", dos cortos sobre el dificultoso entendimiento entre ancianos sobrevivientes de la Shoah y nietos incapaces de entenderlos, por cuestiones de edad, idioma, o paciencia, presenta aquí su primer largo, una pieza de apenas 72 minutos, elenco reducido, planos largamente fijos, y varios toques de humor y pesadumbre.
El argumento es mínimo. Un tipo fracasado en su relación sentimental vuelve a la casa paterna, donde el tiempo sólo se hace notar en la corrosión de las paredes y el embotado agobio de su anciano ocupante, que pasa los días en vana espera de otro hijo, desaparecido hace ya largos años. Su única distracción es una perra más o menos compañera, que en algunas escenas es también la módica distracción de la platea.
A cierta altura el hijo presente recupera unos casetes y un proyector de S8 con imágenes familiares que también para el público resultan evocativas, igual que algunas canciones contestarias que estuvieron de moda hace décadas, junto a ciertas frases e ilusiones de cambio. Pero nada cambia. "Avanti, Popolo", dice una canción, pero nadie avanza. Se quedan padre e hijo ligados a la figura del ausente, los tres contra una pared descascarada. Elegía del sueño familiar que se fue, y del otro sueño que nunca llegó, la película incluye también, por suerte, algunos momentos de relativo humorismo, y otros pocos personajes que airean levemente la angustia.
Tres datos anexos. La canción que da título al film nació en 1908 como "Bandiera rossa", himno de batalla de los socialistas lombardos, rápidamente apropiado por el Partido Comunista Italiano y otros grupos, cada uno de los cuales le fue cambiando la letra original. Dentro del film también se menciona el "Avanti, popolo" de Rafi Bukai, 1986, excelente comedia israelí donde un actor egipcio que sueña con encarnar al judío de "El mercader de Venecia" en el teatro cairota termina perdido en medio de la Guerra de los Seis Días. Quien hace de padre murió poco después del rodaje. Se llamaba Carlos Reichenbach, y fue muy conocido en la calle Lavalle de los 80 como autor de "Las libertinas", "La isla de los placeres prohibidos", "Las zafadas", "Extremos de placer", y otras de igual nivel artístico. Curioso, verlo ahora en esta despedida.