La noticia de que «Avatar» continuaría con una cuadrilogía de nuevas películas fue recibida por fanáticos o antis por igual: una profunda duda acerca de cómo podrían siquiera pretender estirar la narrativa de lo que fue una experiencia superficial en 2009. James Cameron, el rey de las segundas partes, tiene la respuesta clara: entregando un nuevo paso en las aventuras del planeta Pandora que convierten esta ahora franquicia en una entusiasta saga multigeneracional acerca del destino de la humanidad y de los Na’vi.
La lista de personajes se expande, recuperando viejos conocidos y sumándoles una buena cantidad de caras nuevas, como preparando el terreno para esos elencos que las grandes óperas de ciencia ficción literaria suelen tener. Jake Sully ya hace mucho tiempo vive como un Na’vi más, renacido y líder de sus pares al mismo tiempo que junto a Neytiri ha formado una numerosa familia con dos hijas y dos hijos. Sus calculados ataques al avance humano en el planeta han mantenido en jaque demasiado tiempo a lo que se supone sea una terraformación imperialista total. El resultado, además de un buen tiempo de paz guerrera para los Na’vi, es que los humanos se ven obligados a recurrir a un enemigo del pasado para poner en la mira puntualmente a Sully y su familia.
Nuestros protagonistas dejan atrás las junglas de Pandora para adentrarse en sus océanos, donde una subespecie de los Na’vi los recibirá con los brazos no tan abiertos y tendrán que readaptarse a una vida tan desconocida para ellos como para la audiencia. Los nuevos ambientes, la nueva flora y fauna contextualizan un guion excepcional en una experiencia visual como realmente pocas. Cameron y su equipo de guionistas no solo han logrado introducir, además de desarrollar, un grupo de nuevos personajes que podrían a futuro ser el centro total de esta ahora saga, sino también encargarse de mantener esa cualidad tan literaria que atrapan a los espectadores tanto en el contexto como en el centro de la narrativa en sí. Esta será una cinta totalmente pochoclera, pero no es ajena al cine en el que las secuencias sin diálogo transmiten tanto como sus más dramáticos enfrentamientos dialécticos. Mantiene, además, ese corazón tan inocentemente ecológico como supo ser la original, que por más «paseo hecho por computadora con gente azul y explosiones» que haya sido también terminó siendo mucho más apreciable en sus temáticas que el 90% de las publicidades militares y ads de comic-con que sodomizaron a la industria la siguiente década.
Cameron propone siempre un cine agresivo tanto dentro como fuera de la pantalla. La trama va a recontextualizar rápidamente lo que era una experiencia sensorial con un protagonista puntual en la primer película, a una narrativa centrada en la maduración de no menos de seis protagonistas al mismo tiempo que cuenta con secuencias de acción tan bombásticas como los momentos de puro asombro ante una Pandora que no parece tener límites en cuanto a las maravillas que apreciar. En una era donde las dos horas y media de película se han casi que normalizado, Cameron vuelve a empujar el horizonte proponiendo más de tres horas de un cine como el que pocas veces se puede ver, y lo hace además forzándonos a viajar en el tiempo a la década pasada dándonos antes de entrar esos anteojos «3D» . Estos detalles podrán irritar a aquellos sin muchas ganas de poner el traste en el asiento, pero no tiene porque asustar a los que están curiosos de regresar a ver qué mantiene del fenómeno cultural tan puntualizado que se vivió en 2009.
«Avatar 2» es ambición pura y dura que en manos de un maestro del pochoclo como lo es James Cameron, se convierte en una experiencia imperdible que nos remite a épocas donde los que aspiraban al éxito en taquilla prometían a su público algo más allá del «más de lo mismo». Si al leer la noticia de una nueva cuadrilogía de Avatars nos llenó a todos de dudas, ver «Avatar 2» no hace más que asegurarnos no sólo que nunca hay que dudar de los genios como Cameron, sino también que todavía queda mucho por descubrir en Pandora y que el portento tan cinematográfico como narrativo que trajo al ruedo para convertirse en saga nos ha dejado a varios con ganas de que pronto se estrenen todas las secuelas que Cameron vea apropiadas. Si pudiese comprar mi entrada para Avatar 3, 4 y 5 lo haría ya mismo sin dudarlo, apenas puedo esperar.