Avatar: El Camino del Agua tiene menos que ver con el cine que con la Historia del Arte: es una especie de Capilla Sixtina del siglo XXI. Miguel Ángel pintó las fantasías lisérgicas del Vaticano y James Cameron las de la cultura matriarcal new age ecologista. James Cameron crea un sueño de opio digital. Es Arte por el Arte: resplandece en la retina, pero deja pocas marcas en la memoria.