Después de Titanic, James Cameron tenía el deber y la obligación de impactar. Después de más de 10 años sin dirigir una película, y luego de que su última realización fuese la más taquillera de la historia y ganadora de una pila de premios, éste director evidentemente tenía que presentar algo a la altura de su última realización. Será por eso que se hizo esperar tanto. Y la espera realmente valió la pena. Sin dudas, Avatar es el mejor film que éste director ha realizado hasta ahora. Aunque dista un poco de ser la mejor película del año, como algunos piensan en catalogarla.
Hasta hace poco, Hollywood siempre nos había mostrado aquella posibilidad de que los humanos fuésemos invadidos por hostiles extraterrestres que violentamente buscaran exterminarnos de nuestro propio planeta. James Cameron le da un giro a la cuestión y nos pregunta ¿qué pasaría si fuésemos nosotros los alienígenas? ¿Cómo se comportaría la raza humana siendo invasora? Y la respuesta es como imaginamos: muy cruelmente.
Con esto, James Cameron logra, además de concretar una idea única, que el espectador se ponga en el “lugar de” y que se de cuenta que es más probable que los humanos seamos así de hostiles, porque esa realidad ya la conocemos, ya la hemos vivido. Desde la fantasía nos muestra nuestra cotidianeidad.
Estamos en el año 2154 y los seres humanos han descubierto el planeta Pandora. Allí, científicos y militares están desarrollando el programa Avatar, un proyecto que transporta la mente de los científicos a unos cuerpos artificiales de la raza nativa de este planeta: los na'vi. La idea es lograr establecer una buena comunicación con ellos, ya que se encuentran asentados en un gigantesco árbol debajo del cual se encuentra un mineral muy cotizado que supondría la solución para los problemas energéticos de la Tierra. Jake Sully (Sam Worthington), un militar parapléjico, es seleccionado para participar del programa pero poco a poco se irá dando cuenta que las cosas no son tan sencillas. Y será allí donde los seres humanos muestren su costado más oscuro.
Algo negativo que posee el film es la extensa escena final, típica de cualquier película de acción que desea lucirse en efectos especiales. Esto es innecesario para Avatar, ya que hasta ese momento la película nos había logrado convencer de que la técnica utilizada es excelente. Las interpretaciones tampoco son sobresalientes, pero el estilo 3D empleado y la trama tampoco plantean grandes desafíos a los actores.
Las imágenes son deslumbrantes. Avatar realmente hace que el espectador se sumerja en un nuevo mundo.