La casa está en orden
Después de reventar las taquillas de todo el mundo año tras año durante un poco más de una década, el plan de Kevin Feige por coronar al Universo Cinematográfico de Marvel como una de las franquicias más importantes en la historia de la industria finalmente alcanza una instancia cumbre con la épica “Avengers: Endgame”. Este episodio llega para ponerle un punto y aparte al ciclo de producciones que se iniciaron allá por el 2008 con la muy bien lograda “Iron Man”, y darle un cierre a los eventos sucedidos en “Los Vengadores: Infinity War”.
Luego de que Thanos haga chasquear sus dedos con el Guantelete del Infinito y la mitad de la población en todo el universo desaparezca, los Vengadores sobrevivientes, junto a algunos aliados, deciden juntarse una vez más para derrotar a Thanos e intentar revertir el fatídico destino de sus compañeros. Si bien su antecesora demostraba un tratamiento de ideas más ordenado, en “Avengers: Endgame” nos encontramos con un desenlace que apuesta única y exclusivamente por el “fan service” como maniobra narrativa.
Sus directores, los hermanos Anthony y Joe Russo, optaron por desplegar una gran cantidad de referencias y chistes constantes, apelando al entretenimiento bombástico de sus estrellas y el infaltable factor nostálgico (hablamos de un negocio de más de 10 años traducido en 22 películas). Fue tanto el hype generado alrededor de “Avengers: Endgame” que la campaña para prevenir spoilers puso alerta a todos los interesados en conocer cómo se definiría el futuro de esta saga que aún no se detiene (sus productores anunciaron que se sumarán más títulos durante los próximos años). El negocio de Marvel y Feige no tiene techo.