Y llegó el final de la esperada película que reúne a todos los superhéroes de Marvel, después de 22 títulos y con gran desfile de figuras. Después de la destrucción ocasionada por el villano Thanos, que terminó con la mitad del Universo, los personajes se ven erráticos, abandonados y divididos enfrentando la tragedia.
El comienzo de Avengers: Endgame muestra a Ojo de Halcón, reunido en familia, y devastado cuando éstos desaparecen sin dejar rastro, y a Iron Man varado en el espacio.
Dirigida por Anthony y Joe Russo, el último eslabón de la extensa saga que esperan los fanáticos, no se aparta demasiado de lo que planteaba el film anterior, Avengers: Infinity War. Esta película es la pieza final de un gran rompecabezas en el que todo está conectado.
En la nueva aventura, la narración se toma su tiempo para plasmar la debacle de los superhéroes, que deberán en esta ocasión reunirse y, a la vez, dividirse en grupos para recuperar las Gemas del Infinito y combatir a su peor enemigo. El relato se reserva acción y despliegue visual en su tramo medio y el desenlace presenta el tono nostálgico que merecía esta despedida.
Quizás resulta imposible empatizar con todos los personajes que van desfilando por la pantalla y que el público conoce a la perfección -como la reaparición de Capitana Marvel, filme aún en cartelera- pero cada uno tiene su momento: Thor está sumido en la comida y el alcohol y entrega momentos de humor efectivo; mientras Hulk.... Y si, la trama se reservas -dos- sorpresas.
Plagado de referencias y guiños a las anteriores producciones del universo Marvel, con viajes en el tiempo y diferentes escenarios que alimentan la historia y pueden cambiar el rumbo de los acontecimientos, el filme prosigue su marcha con Viuda Negra, Capitán América, Ant-Mant, también dicen presente Pantera Negra y las criaturas de Guardianes de la Galaxia. Todos luchan contra el Mal y arrastran dramas personales y familiares en este desenlace que se extiende casi por tres horas y deja como legado un universo invencible.