Tres horas son pocas si uno piensa que se trata del cierre de veintitrés películas, todas conectadas entre sí. Toda la estructura de la película es eso, un giro final de tres horas luego del final abrumador de Avengers: Infinity War. Si volvemos al comienzo de todo, seguramente veremos que los films iniciales tenían mucha más vida propia que las que siguieron, ya demasiado pendientes de lo que ocurre en otros títulos. Avengers: Endgame es el cierre casi total de la fase tres del Universo Cinematográfico Marvel pero a la vez es la última película de la tetralogía de Los Vengadores (Avengers) que empezó con The Avengers (2012) y Avengers: Age of Ultron (2015), continuada con Avengers: Infinity War (2018).
Tres horas son muchas si uno no ha visto al menos las cuatro películas de Avengers. Incluso sin Capitana Marvel todo es medio disparatado. Esto confirma lo dicho arriba, estamos frente al final de algo más grande, como el último punto giro de un enorme relato. Pero a diferencia de muchos otros títulos que tenían algo parecido, acá sí que uno se queda afuera sino tiene visto los títulos anteriores. Pasa de todo acá, hay una variedad de tonos y personajes sin precedentes. Queda claro que el esfuerzo es ambicioso pero el resultado es completamente desparejo. Muchos momentos bochornosos se alternan como muchos mediocres y un puñado de buenas escenas. Thanos sigue siendo un villano insufrible, que pone voz de personaje profundo y complejo y solo se queda con la voz. La lógica de mezclar personajes produce un estallido de cualquier lógica que salta en muchas escenas claves. Demasiados chistes, poco realmente sofisticados o inteligentes. Es decir: pocos chistes buenos, muchos muy innecesarios, además.
Al final de Avengers: Infinity War (2018) había una sola cosa que se podía hacer para seguir la pelea contra Thanos. Todos sabemos de qué hablamos y es eso mismo lo que hace le guión de la película. Ese recurso es, posiblemente, el más perezoso que se pueda usar, porque a pesar de lo sofisticado que resulta en este caso, lo cierto es que es burlarse de los espectadores. Pero bueno, la supuesta osadía del film anterior debía ser borrada con un regreso al orden. Las cuatro películas de Avengers tendían al exceso de ridiculeces y a las batallas sin sentido estético o narrativo, Infinity War había levantado algo el interés en ese aspecto pero acá se vuelve al punto cero. Pero vayamos paso a paso.
La escena inicial, incluso antes del cartel de Marvel Studios, nos muestra una escena sencilla y dramática con Hawkeye con su familia. Habrá escenas intimistas, momentos de comedia, espectaculares escenas con enormes explosiones y batallas descomunales. Entre un diálogo muy pequeño a un descontrol absoluto, la película busca combinar todos los tonos sin lograr funcionar en ninguno. Los protagonistas de los mejores momentos son el Capitán América y Tony Stark/Iron Man. Es porque sus personajes son buenos y sus actores también. Marvel tiene cuerda para rato, pero acá las acciones principales giran en torno a los Vengadores originales, los que hemos visto brillar en sus propias películas. Son veteranos, en todo sentido, aunque este aspecto no está del todo desarrollado, porque todo en la película tiene un buscado tono superficial, donde las escenas importantes parecen más chatas que las pequeñas y simples.
Todo el epílogo del film hace acordar a El señor de los anillos: El retorno del Rey, película que insólitamente se llenó de premios, tal vez en honor a sus predecesoras. Pero claro, si lo que cuenta llevó más de cuarenta horas, que haya un epílogo muy largo tiene lógica. Tiene lógica pero igual es anticlimático y bastante vergonzoso. Tampoco los directores le dan a la película una estética marcada o un estilo visual. Es complicado hacerlo por todos los mencionados tonos y cambios que la película tiene, pero un realizador verdaderamente talentoso podría haberlos unificados.
Avengers: Endgame no tiene estilo visual, mezcla tonos con resultados desparejos y no tiene valor alguno para quienes no hayan vistos las películas anteriores. Sin duda forma parte de uno de los universos cinematográficos de todos los tiempos y es un evento descomunal, pero eso no le suma nada como película, porque se nota que el evento supera al rigor cinematográfico.