Aventurera

Crítica de Diego Lerer - Micropsia

ste drama acerca de una actriz colombiana que está en la Argentina trabajando en una obra de teatro off a punto de estrenarse mientras comparte departamento y se gana la vida cuidando a dos ancianas tiene un feeling muy auténtico y realista durante gran parte de su metraje, especialmente en lo que respecta al mundo del teatro independiente y la camaradería de los que participan de él. Pero Bea (Mélanie Delloye, nada menos que la hija de Ingrid Betancourt) sueña con un estrellato un poco más masivo, lo que la lleva a enredarse con productores, directores y otros actores con los que no se siente del todo cómoda.

Allí, las manipulaciones del guión se meten de una manera un tanto “dañina” en la que hasta entonces era una construcción muy precisa de personajes: aparece el sexo como pieza de intercambio de favores laborales, un mundo (de la tele y el cine) pintado casi en oposición al otro como poblado por un montón de personajes en traje y corbata y entre detestables y horrendos, lo cual le quita credibilidad a la película, volviéndola una entre la oposición entre la verdad, la amistad y el amateurismo del teatro off frente a la perversión del cine y, especialmente, la TV.

AVENTURERA_02Si bien la oposición existe, en la película está tratada de una manera un tanto obvia. En ese sentido me hizo acordar a episodios de la serie GIRLS, que maneja esa dualidad en varios momentos y con la que tiene varios puntos de contacto en su puesta en escena fresca y descontracturada (el director vivió y estudió muchos años en EEUU, donde tal vez sí las oposiciones sean un poco más bruscas que aquí).

De todos modos, eso no quita ni las buenas actuaciones, ni el clima que la película consigue buena parte del tiempo, ni la interesante forma de mirar al personaje principal, que pese a entrar en el mundo de la tele mediante los recursos más trillados mantiene nuestra simpatía y hasta llegamos a comprender sus decisiones. La película, en ese sentido, también permite dejar la puerta abierta en una resolución interesante por lo ambigua. Un plus especial: las dos viejitas que Bea cuida, dos personajes entrañables y maravillosamente actuados. (Crítica publicada durante el Festival de Mar del Plata 2014)