Aventurera

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Un sinuoso camino a la fama

Bea es una aspirante a actriz colombiana, quien viene a Buenos Aires en busca de convertirse en una estrella. El costo de ese largo camino implica, entre otras cosas, aceptar las reglas del juego para ascender de manera vertiginosa y así tener la oportunidad de brillar en la fugacidad del showbusiness, al obtener un papel en una telenovela, alejada de la prédica del teatro independiente y su discurso a favor de la integridad artística. Esa marca que no pretende tomar posición por ninguno de los planteos recientes es la que determina el rumbo de Aventurera -2014-, debut del director de fotografía Leandro D’Antoni, que cuenta con la actuación protagónica de la directora colombiana Mélanie Delloye, también guionista en este caso.

El tratamiento sobre los personajes y en particular sobre la imagen, no sólo desde el encuadre sino en el juego permanente de contrastes entre la luz o luminosidad y la opacidad de los ambientes, se integra a las diferentes etapas y estados anímicos de la protagonista. Como indica el título de referencia, la aventura aquí es la de la ambición y el costo de ese obsesivo intento de alcanzar rápidamente el estrellato.

Sin bajadas de línea, planteos morales o discursos políticamente correctos, el relato avanza contra los estereotipos y maniqueísmos, tal como expone al comienzo en el pretexto de una charla de un grupo de teatro que discute la idea tajante entre los personajes buenos y malos, o aquellos actores que eligen prostituirse en términos artísticos y aceptan papeles muy poco desafiantes para la profesión.

En ese espacio de reflexión, que rápidamente choca con la praxis de la acción -Bea necesita trabajar para pagar la pensión donde se aloja- para evadir el romanticismo y adoptar una postura realista, la sugestiva trama de Aventurera -2014- se adapta al verosímil de la historia a partir de las peripecias de Bea y su interacción con un entorno desconocido, pero atractivo en términos cinematográficos.

Otro tópico que rodea a la película, y a veces la atraviesa de manera tangencial, es el desarraigo y la soledad de aquellos inmigrantes que dejan muchas cosas en sus lugares de origen, incluidos afectos, familia y cultura, para adaptarse a una idiosincrasia completamente diferente y sobrevivir a fuerza de voluntad y descaro, como la de Beatriz y su sueño inconcluso.