Femininjas al poder
Un grupo de pibas marginales y marginadas se le paran de manos a un gangster matón y machirulo que busca hacerse de un costoso diamante para financiar y consolidar sus redes de influencia en Ciudad Gótica. Harley Quinn -acaso lo más rescatable de la inmirable Suicide Squad (2016)- es la protagonista excluyente de este filme explosivo, dinámico y divertido, que además reivindica la emancipación feminista en un mundo de hombres a través del único método eficaz para cambiar algo en la historia de la humanidad: la violencia.
Es el fin. El momento tan temido por los productores de Marvel ha llegado: DC empezó a hacer buenas películas. Curiosamente (o no), las dos últimas entregas que recomponen un poco la magullada reputación de la franquicia (Joker y Birds of Prey) se sustentan respectivamente en las actuaciones sobresalientes de Joaquin Phoenix como the Joker y de Margot Robbie como Harley Quinn, dos personajes históricamente vinculados en términos amorosos.. Parece que sólo un loco o un payaso podían sacar del ostracismo a DC y liberarlo del yugo de su dependencia Marvelística.
En Aves de Presa, la Directora Cathy Yan (Dead Pigs) construye una historia sumamente entretenida, articulada a partir de intensas y creativas escenas de acción, atractivas coreografías visuales, momentos de humor bien logrados y la actuación única y singular de Margot Robbie, que da vida a una Harley Quinn irreverente, carismática, desprejuiciada, encantadora y peligrosa a la vez.
La película narra la historia de 4 mujeres que no logran encajar en el sistema: Harley Quinn, Black Cannary (Jurnee Smollett-Bell), The Huntress (Mary Elizabeth Winstead), y la detective Renee Montoya (Rosie Pérez). Todas ellas sufren (cada una a su manera) el ninguneo y la violencia física y simbólica de una estructura patriarcal que las excluye y las niega a cada instante del camino. Más por fortuna que por una búsqueda consciente, las 4 anti heroínas terminan uniendo fuerzas para proteger a la pequeña Cass del villano Roman Sionis (AKA Máscara Negra), que la persigue para hacerse con un diamante que le permitiría consolidar fuertemente su poder en Ciudad Gótica.
Aves de Presa no se caracteriza por su sutileza. Transmite un mensaje potente y directo que cachetea al espectador y le dice que el mundo en el que vivimos no da para más. Y ese hartazgo, personificado en estas 4 mujeres guerreras, rápidamente sigue el camino de la emancipación, del reconocimiento de su posición dominada y de la toma de acción para cambiar esa situación. Es, en otras palabras, un proceso de liberación, y como tal no está exento de violencia, resistencia, lucha y hasta venganza (sobre todo en el caso de The Huntress).
Pero detrás de la violencia, también hay lugar para la independización. Y ese es el recorrido dramático de Harley Quinn, que comienza siendo prácticamente un anexo del Guasón (su pareja que la protegía y le daba inmunidad), y a lo largo del filme va comprendiendo que su valía no proviene del hombre con el que está, sino de sus propios actos, proezas, aprendizajes y hazañas.
Seguramente, nadie recordará a Aves de Presa por la fineza de su argumento (de a ratos se hace un poco confuso por la forma en la que está narrado) o por la elegancia de su banda sonora (por momentos aturde demasiado). En cambio, sí se destacará por ser un proyecto con gran presencia de mujeres en roles importantes (con lo difícil que es encontrar esto en la industria Hollywoodense). No solo el elenco protagónico y la dirección están integrados exclusivamente por mujeres (el pobre Ewan McGregor quedó pintado como villano), sino que también el guión corrió por cuenta de Christina Hodson y hasta la propia Margot Robbie participó del convite como productora.
En ese sentido, Aves de Presa parece dar cuenta desde su relato y realización que el cambio ya no es algo lejano. Parafraseando al Indio Solari, podríamos decir que el futuro llegó hace rato, pero esta vez también llegó para quedarse.