En épocas de risas escasas, es necesario agradecer cuando aparecen. O cuando una película se hace cargo de su propio absurdo. “Aves de presa”, que sigue una aventura de Harley Quinn (el personaje que hizo Margot Robbie en la pésima “Suicide Squad”, pero ella estaba muy bien), la constitución de un grupo de superheroínas, la pelea contra un villano tremendo (Ewan McGregor, que parece divertirse con lo que está haciendo) y unas pocas cosas más, se parece bastante a “Deadpool” pero en clave subrayadamente femenina.
Ninguna de las dos cosas representa un problema, por cierto: Robbie sigue dándole cada vez más lustre al personaje de chica sexy que se ríe de ser chica y de ser sexy, y aquí tiene el protagonismo completo porque el film opta por narrarse desde su mente desquiciada. Es una buena coartada para la arbitrariedad, y en lo que se diferencia de “Deadpool” no es en la “ruptura de la cuarta pared” sino en que se toma ciertas cosas en serio.
El personaje, aunque en cuentagotas, logra transmitir cierto aliento patético –en el sentido menos popular y más griego del término–, lo que le otorga un espesor interesante a la película, por lo demás clara en las secuencias de acción y más o menos en lo narrativo. En cierto punto (el fan de los cómics lo entenderá mucho más), parece una respuesta paródica al realismo lúgubre de Guasón. Más que un ave de presa, y con la similitud apuntada, una rara avis para el tanque contemporáneo.