Este nuevo film de Disney es prácticamente una suerte de Cars 3, sólo que en este caso los vehículos en cuestión llevan hélices, alas y andan por el aire. Cuenta también con personajes automotrices que no pertenecen a la saga mencionada, pero que tienen exactamente la misma conformación de los films dirigidos por John Lasseter. Es más, podría haber participado alguno de ellos como para otorgarle un punto de atracción extra a los chicos, y darle un poco más de interés a la insípida trama. Hay que decir, en principio, que las dos Cars son las películas animadas menos logradas del genial creador de Toy Story, embarcado en la animación de elementos carentes de vida y expresividad como automóviles, camiones y otros medios de transporte, idea forzada que nunca terminó de cuajar.
Y en Aviones, dirigida por Klay Hall, se llega al absurdo que un avión y unos autos toquen la guitarra y canten como mariachis, que otro vehículo viaje con un carrito cargado con valijas llenas de ¿ropa?, según asegura el personaje, o que el avión fumigador protagonista llegue al Tibet y se encuentre con máquinas con ojos rasgados y caracterizadas como budistas, entre otras situaciones propias de la desproporcionada humanización de los aparatos. Gags que para colmo no producen gracia, más allá los varones menores de diez años que gustaron de Cars se puedan enganchar con la propuesta, estéticamente correcta.