Los héroes no son lo que eran
“Es la historia del tipo humilde que le gana a todos, es como Rocky”, dice uno de los personajes secundarios de Aviones, y con esa frase la película nos advierte: “no esperen otra cosa, el avioncito fumigador va a competir contra grandes y veloces aviones y terminará venciendo, es una película que cumple el sueño americano a rajatabla”. Lo cumple, no sin antes atravesar algunos tragos amargos, como que el mentor se revele como un tipo bastante conflictivo y con una deuda en su pasado. Pero si la analogía con Rocky -que entenderán los adultos- no era suficiente, Aviones es además un film que se desprende del universo Cars y para reafirmar aquello la reescribe más o menos letra por letra: la competencia, el genio prepotente, el trabajo en equipo, los héroes marginales. Es, como aquella, una película deportiva. Aunque con variantes a Cars: Dusty, el protagonista, no es como el Rayo McQueen, que era un exitoso. Aquí estamos ante un laburante, y su aprendizaje tendrá que ver con el “persevera y triunfarás”.
Es curioso lo que pasa con Aviones, que es el nuevo film de Disney pero en este caso Disney/Disney sin la presencia de Pixar, ya que iba a salir directo al dvd, pero funcionó mejor de lo esperado y terminó en las salas. Si bien el guión no se aparta dos centímetros de lo básico y los personajes están construidos con inevitable intención comercial, hay que reconocerle sí el cuidado estético, el bello diseño visual, la milimétrica empatía con el universo Cars, y una lógica interna que funciona sin demasiadas explicaciones (por más que a veces nos preguntemos qué demonios trasladan los aviones de pasajeros en un mundo poblado por autos y aviones, y sin seres humanos a la vista). A diferencia de Cars, que tenía una intención revisionista en su nostalgia de los pueblos (convengamos que fue un éxito raro, ya que la película tenía un ritmo pausado para los niños y era muy larga), lo de Aviones es mucho más simple, por eso que también uno le perdone algunas cosas que no le perdonaba a la pésima Cars 2: con menos ambiciones y pretensiones, Aviones es una película que funciona con ligereza y se ve con agrado (hasta que cierto nacionalismo naif inunda un poco el final).
Es verdad que usted podrá decir “esta película ya la vi”. Incluso, podrá decir: “esta película ya la vi… ¡hace dos meses!”. Sí, porque Aviones se parece a Turbo, y si bien ninguna de las dos inventó nada, aquella de Dreamworks tenía a su favor la energía y alegría con la que era contada y que su paradoja era mucho más creativa y desbordada: ¡un caracol contra autos de carrera! Porque si vamos a recurrir al cuento del débil que gana, qué mejor que el pobre sea pobre-pobre y el rico, riquísimo. Aviones no sólo hereda de Cars el diseño visual, sino que de Cars 2 copia su pobre mirada universalista que no puede más que sostenerse con estereotipos sobre el extranjero: el inglés que toma té, la brasileña seductora, el mexicano simpático (y atenti que los mexicanos ya aparecían en Mi villano favorito 2 y Turbo). Aunque el film tiene una secuencia curiosísima, cuando los demás aviones (extranjeros) tienen que ayudar al bueno de Dusty (norteamericano) a completarse con partes prestadas por ellos. ¿Una referencia a la crisis económica del país del norte? Vaya uno a saber, lo cierto es que en algún momento a Dusty lo presentan como “el héroe de la clase trabajadora”. Los héroes ya no son lo que eran. John Lennon debe estar contento.
Y Facundo Cabral, también, porque Dusty respeta aquello de: “vuele bajo, porque abajo, está la verdad”.