Planes es el spin-off de Cars que Disney planeaba lanzar directamente en formato hogareño, pero que "sorprendió tanto al estudio" que se le acabó por dar una salida comercial. Luego de que la secuela dirigida por John Lasseter dentro de la mencionada franquicia resultara en la primera película de Pixar en obtener malas críticas, se le da a esta producción un injustificado estreno en cines. Aviones es, a todas luces, un producto derecho a DVD. No solo es el primer trabajo de DisneyToon Studios que tiene estreno en las salas norteamericanas, lo que ya evidenciaría que no se suele hacer material que justifique el precio de una entrada, sino que además incurre en una cantidad tan grande de lugares comunes que llevan a pensar que esto ha sido visto muchas veces, incluso semanas atrás.
Planes ha estado dando vueltas desde hace tiempo, esperando que se le habilite el espacio para aterrizar. En vez de quemar combustible para minimizar riesgos, se le hicieron aditivos en el camino para hacer la llegada más espectacular. Una post-conversión en 3D y un importante elenco de figuras conocidas pero sin nombres rutilantes para aportar sus voces a la causa -en la versión original se puede disfrutar, por ejemplo, a Anthony Edwards y a Val Kilmer en una clara referencia a Top Gun, los sudamericanos nos tenemos que conformar con Gonzalo Bonadeo-, son algunos de los parches que se le hicieron para que el vuelo sea lo más placentero posible. La demora en la llegada ha causado, sin embargo, que un vehículo de similares características hiciera su arribo de forma anticipada. Porque si bien esta viene del mundo de Cars, es en el terreno de Turbo y DreamWorks Animation en donde juega.
Más allá de que los parecidos entre una producción y la otra son notables, ya desde el vamos ninguna de las dos es una apuesta original, sino más bien productos prefabricados con un molde adaptable. Pixar no tiene que ver en esta película y la ausencia se nota, sobre todo porque esta carece del corazón que las propuestas del estudio suelen llevar. Lo que se hace aquí es básicamente mantener la matriz pero cambiar el modelo, es plastilina de diferentes colores que se somete al mismo dispositivo pero modificando las formas: primero fueron los autos, ahora tocaron los aviones -la secuela Planes: Fire & Rescue está en camino- y no hay que descartar que en el futuro haya barcos.
La lógica es similar y funciona. Cada vehículo tiene su personalidad distintiva y ciertos estereotipos que habilitan el juego cómico en distintos niveles. Durante la mitad de Planes es poco y nada lo que pasa, sobre todo porque transita dormida en los rieles de la medianía, cómoda en lo que es una nueva historia del competidor improbable, aquel que corre con desventajas pero con sueños de gloria que sabemos puede alcanzar. La competencia no solo transforma a la película en un producto más ágil y llevadero, sino que habilita otro tipo de humor, dado que al ser una carrera a nivel global con múltiples paradas en el camino se permite encontrar la risa en los distintos personajes y la diferencia con sus culturas -posiblemente el de los tractores sagrados en India sea el mejor chiste-.
El vuelo de Planes es tranquilo y sin turbulencias. Su director Klay Hall lo lleva hacia donde quiere, sin sobresaltos pero también sin riesgos o novedades, como si estuviera repitiendo unas vacaciones en familia. Las paradas son las mismas, se come en los mismos lugares, las playas son las de siempre, solamente se cambió el modo de transporte. Y la animación, hoy por hoy, ha progresado muchísimo como para que esto sea suficiente.