Este nuevo ejemplar del cine nacional se enmarca dentro de un cine de denuncia que intenta generar provechosos interrogantes, bajo una fórmula conocida. Las empresas contaminan y el daño ambiental ya fue reflejado por el cine en intención de visibilizar, acercando casos verídicos como el realizado por Steven Soderbergh en “Erin Brokovich” (2000). El suelo que pisamos como fuente de trabajo y explotación pone en jaque a una comunidad habitada por pueblos originarios, quienes sufren de la contaminación generada por la actividad minera. ¿Cuándo tomaremos dimensión de la falta de respeto y cuidado por la tierra que habitamos? La obviedad explica la literalidad que titula al film. Cíclicamente repetimos patrones y parece la solución estar en manos siempre del semejante, nunca en uno. Reflexiona “Axiomas” acerca de lo sagrado de cada cultura, en necesaria toma de conciencia acerca del daño ecológico difícil de revertir. Marcela Luchetta nos dice que ‘la verdad está escrita en el agua’ y sabemos que la naturaleza posee misterios insondables. Greenpeace patrocina este film protagonizado por Jorge Marrale, Luz Cipriota y Paula Cancio; rodado en exteriores en la provincia de Neuquén y poseedor de un primordial elemento digno de replanteamiento: el hombre transgrede, agrede y destruye todo aquello que lo circunda. La complejidad del vínculo familiar sobre el cual se asienta la trama compleja la propuesta, a medida que las intenciones del aparato político y los grupos de poder que pretender el provecho personal, casi siempre terminan por defraudar. Puntos de conflicto morales, como disparador de un drama que se desenvuelve de modo ciclópeo, abrevan en el enojo existente que se prolonga en el núcleo de un vínculo de padre e hija no resuelto. Afuera, la madre tierra también parece pedir piedad. La metáfora vincular cuadra a la perfección, mientras “Axiomas” excava profundo en una realidad preocupante.