En la tradición del cine con conductores especialistas en escapes -El transportador, Drive- se ubica la acción de este nuevo relato del guionista y realizador británico Edgar Wright, el mismo de Muertos de Risa y Arma Letal, entre otras.
Al comienzo vemos a Baby -Ansel Elgort, el actor de Bajo la misma estrella y la saga Divergente-, un chico que sufre tinnitus, lee los labios, escucha música con auriculares, y la utiliza como apoyo para conducir y escapar mientras aguarda a sus compìnches a la salida del robo a un banco. Por una deuda del pasado, Baby se ve obligado a trabajar bajo las órdenes del mafioso Doc -Kevin Spacey- y acepta trabajos rápidos mientras él y la banda es perseguido por la policía.
Con este esquema que combina acción, toques de humor y velocidad, el realizador muestra cómo Baby alterna sus días entre el ardid delictivo, el amor que siente por una camarera -Lily James, a quien arrastrará a un mundo de peligrosos delincuentes-, y el cuidado de su padre adoptivo sordo, desde que los suyos murieron en un accidente de auto. Este tormento es plasmado a través de "flashbacks" que cada vez muestran un poco más de ese trágico hecho que marcó su infancia para siempre.
Baby, el aprendiz del crimen está narrada con vértigo, ritmo frenético y presenta una galería de villanos interesantes, como uno de los integrantes de la banda -Jon Bernthal-, que encontrará su esperado enfrentamiento con el protagonista. Spacey reaparece en un rol que le queda cómodo, con mirada cínica y presencia escalofriante que contrasta con la "ingenuidad" del chico que quiere encauzar su vida después de varios atracos. Claro que como en toda película de acción, las cosas no salen como se esperan, torciendo el rumbo de los acontecimientos y empujando a los personajes hacia un espiral de violencia.
Si bien el inicio del film funciona mejor que el desenlace, el relato ofrece todas las aristas para cautivar y lo hace con sólidas actuaciones, al ritmo de la mejor música, entre camiones de caudales y cassettes que registran grabaciones de un pasado editado y también borroso.