Baby tiene un talento excepcional, y es que maneja como si tuviera el diablo dentro. Es por eso que es utilizado por un criminal local, Doc, como chofer de sus robos, y no solo por sus habilidades tras el volante, sino que Baby tiene una deuda monetaria con él. Pero todo se complica cuando Baby salda su deuda, empieza a conocer su chica, y al grupo de asaltantes se une un peligroso e impredecible miembro.
Parece casi mentira que estemos hablando del primer film del director ingles Edgar Wrigth, que es estrenado en Argentina, ya que su famosa “Trilogía del Cornetto” no pasó por los cines locales, ni tampoco su adaptación del comic de Scott Pilgrim vs the World, y todos sabemos de su salida por diferencias creativas cuando estaba dirigiendo Ant-Man.
Dicho esto, y para los que seguimos la filmografía de Wright, estamos ante una cinta 100% suya, ya que si en algo destaca este realizador, es en el particular estilo de montaje que realiza; alternando dinamismo tradicional con cortes buscos que acompañan el dialogo. En esta ocasión Wright se anima a más y vamos a ver que casi toda la película está regida por la música.
Así es, el personaje de Baby (Ansel Elgort) padece un trauma por el cual escucha un zumbido, es por eso que durante todo el film lo vemos escuchando música con su ipad. Esta música no solo le da personalidad propia a la película, sino que es usada de forma brillante por Edgar Wrigth, quien hace coincidir los múltiples tiroteos que veremos, con los compases de lo que sea que este escuchando Baby en ese momento.
Pero la película no solo se limita a un excelente montaje, sino que los actores todos tienen su momento para lucirse, ya sea desde el desaprovechado Jon Bernthal (que es acreditado como secundario y apenas aparece), hasta los intérpretes de mas trayectoria como Kevin Spacey o John Hamm. Y con esto incluimos al joven Ansel Elgort, de quien muchos desconfiaban por sus anteriores trabajos, pero que en esta ocasión esta a la altura del resto del elenco.
Pero no todo es magnífico en Baby: El aprendiz de crimen. Si hilamos fino a nivel guion, estamos ante una película de robos más. Para aquellos que busquen una buena trama, con giros o mucha tensión, se van a sentir defraudados, aunque desde los primeros minutos está claro que la intensión del director era otra y no solo un buen film policial.
Y aclaramos esto porque estamos seguros que quizás muchos salgan del cine defraudados; en especial el publico casual, que no le preste atención o no le interese ver un montaje original, y solo quieran ver tiros y robos.
Baby: El aprendiz de crimen es una entretenida película que propone una edición salvaje, frenética y muy original, pero que a nivel trama se queda corta. Quizás no sea la mejor carta de presentación de Edgar Wrigth con el público argentino que no vio sus otros trabajos, pero aquellos que vienen siguiendo su carrera, se sentirán más que satisfechos.