La acción en Baby Driver fluye en forma orgánica y natural, gracias a un guión armado con inteligencia. Es el proyecto pasión del británico quien lo concibió en 1994, lo adaptó a un video musical en el 2003 y consiguió ponerlo en marcha una vez que tomó distancia definitiva de Ant-Man. Como tal, es todo suyo, dado que es la primera vez que se lanza a la escritura sin un socio. Y obtiene un resultado demoledor con una idea original que se ejecuta con precisión, con set pieces de primera, con aquellos diálogos cool y punzantes que acostumbra su filmografía y con un elenco envidiable. Elgort comanda un conjunto de nombres importantes como Kevin Spacey, Jon Hamm, Jamie Foxx y Jon Bernthal, todos comprometidos con personajes absorbentes, cada uno con algunas de esas líneas gloriosas que Wright es capaz de entregar. Y dada la estructura de la película, de distintos asaltos con diferentes equipos pero con Baby como constante, todos tienen la oportunidad de lucirse y conseguir escenas tensas y brillantes.