Necesitaríamos una página -o más- para responder la enorme cantidad de lugares comunes (creados en gran medida por la prensa dominada por la Iglesia Católica de la Costa Este de los EE.UU.) sobre la “depravación” de Hollywood y su población -aparentemente exclusivade palurdos atentos solo al dictado de sus glándulas. Tres horas le lleva a Chazelle disfrazar esta sarta de clichés sin la menor ambigüedad para decir “bueno, serán animalitos pero mirá qué buenas películas hicieron” en un clip exculpatorio. Esto, que ya hemos visto (y leído en el clásico del chisme destructivo Hollywood Babilonia, de Kenneth Anger, molde de este despropósito al que no le falta un elefante con diarrea), está salpicado de la nueva conciencia woke estadounidense. Ejemplo: hay una lesbiana que besa a una mujer copiando una escena de un filme de Marlene Dietrich. Pero esta lesbiana es aquí china. Y sí, el protagonista real es un inmigrante mexicano. Se swabe que Hollywood fue hecho básicamente por inmigrantes (europeos en su mayoría, aunque también circularon latinos como Hugo Fregonese o el “Indio” Fernández). Lo demás es un director mostrando que puede mover como quiere la cámara pero que no tiene idea de aquello que decidió mostrar. Tres horas, amigos: después no se quejen de Avatar.