“Bacurau” de Kleber Mendonca Filho y Juliano Domelles. Crítica.
Metáfora social brasilera.
Bruno Calabrese Hace 22 horas 0 23
Luego de sorprender al público con “Aquarius”, Kleber Mendonca Filho junto a Juliano Domelles, estrenan un western futurista violento con alegorías sobre la realidad brasilera. Por Bruno Calabrese.
El pueblo Bacurau està perdido en medio del desierto pernambucano. Allí regresa Teresa (Barbara Colen) para asistir al funeral de su abuela, la matriarca del pueblo, Carmelita. Poco a poco el pueblo está siendo borrado del mapa y su aislamiento físico es total. El único contacto con el exterior es una pantalla gigante que recorre la ciudad enganchada en una camioneta. Encima sufren la escasez de agua y los únicos alimentos que tienen están vencidos. Pero ese no es el problema real de Bacurau, el problema real son unos motoqueros brasileros que dicen ser turistas y unos norteamericanos armados que se divierten matando gente.
Tomando como pretexto el cine de género fantástico y una trama de acción violenta, el film es una expresión política provocadora y oportuna en el cine brasileño actual. A pesar de ser una historia loca y ser filmada pre Bolsonaro, es un manifiesto sobre la realidad social presente en Brasil, donde la exacerbación de un viejo racismo es alentado desde el poder, representado en ese político que les corta el agua y solo aparece para pedirle que lo voten. Pero también es una metáfora sobre las posibles consecuencias por la irrupción de un populismo brutal e intolerante que sufre el país vecino en este momento.
El clima de paranoia remite a los viejos relatos de ciencia ficción en el cine fantástico estadounidense, sólo que en lugar de los alienígenas lo que aparece en la región es un grupo de mercenarios anglosajones. Pero también reflexiona sobre la invasión de culturas extranjeras y sus consecuencias, en paralelo con “Wind River” de Taylor Sheridan del año 2017, un intenso thriller con un trasfondo sobre el racismo social y la crítica situación de los pueblos originarios en Estados Unidos.
Pero, más allá de mostrarse a “Bacurau” como un héroe colectivo, está lleno de individualidades distinguibles. Quien sobresale por sobre todos es Lunga (Silverio Pereira), una especie de “Che” Guevara implacable, capaz de hacer cualquier cosa por defender el bien más preciado del pueblo, el agua. También la doctora Domingas, interpretada por Sonia Braga, quien en un principio parece enemistada con el pueblo pero que muestra solidaridad y verdadera dedicación a su tarea de sanar a los pueblerinos.
Con todos estos condimentos es imposible mirar a “Bacurau” como una simple película de cine fantástico. El film también es una alegoría política, un western que se encarga de exhibir la depredación que sufre el pueblo por parte de la oligarquía nacional y el intervencionismo extranjero, cuyo paralelo con la realidad social actual de Brasil queda de manifiesto.
Puntaje: 100/100.