Después de 17 años de la segunda parte, Bad Boys para siempre vuelve a poner en acción a Mike Lowrey (Will Smith) y Marcus Burnett (Martin Lawrence), los amigos policías a los que vimos repartir piñas y tiros por primera vez en 1995, cuando el director Michael Bay daba a conocer las primeras armas de su inconfundible cine adrenalínico.
Esta vez no está Bay en la dirección, pero la química entre ambos actores/personajes sigue intacta. Incluso, hasta se ve más potenciada por el paso de los años, ya que la madurez los favorece en el drama, que convierten en humor automáticamente, y en las escenas de acción, en las que se los ve más creíbles y queribles que nunca.
Bad Boys para siempre es muy consciente de lo que es y sabe administrar las dosis de humor y de acción, además de contar con un elenco que encara las situaciones más descabelladas y las resuelve de manera efectiva. La clave de esta tercera parte es que cumple con lo que promete y entrega diversión y explosiones sin pretender ser otra cosa más que una comedia de acción mainstream para disfrutar con un balde de pochoclos bien grandote.
Todo en la película dirigida por Adil El Arbi y Bilall Fallah está puesto en su justo lugar, y si bien el ritmo decae un poco en la segunda mitad, lo cierto es que entretiene en todo momento gracias a la chispa actoral de Martin Lawrence (aceitado como nunca antes) y el respaldo siempre rendidor de Will Smith.
Qué bueno sería que todas las buddy cop movies (películas de una dupla policíaca) fueran como Bad Boys para siempre: grandes escenas de acción, chistes efectivos que intervienen cada vez que la cosa se pone un toque pesada (prestar atención a la escena en el avión), un homenaje al cine de Michael Bay con cameo incluido, una conexión endeble pero aceptable con la tradición de la telenovela mexicana (con la reina del género a la cabeza, Kate del Castillo) y un giro final/filial sacado de la galera, como para agregarle la autoconciencia traída de los pelos que toda película de estas características tiene que tener.
Otro acierto del filme es la incorporación de los jóvenes policías que ayudan en la arriesgada misión a los protagonistas. Sobre todo la de su jefa y líder, interpretada por Vanessa Hudgens, quien se planta firme en su cargo y da órdenes con convicción, además de actuar muy bien la relación que tiene con el personaje de Smith, con gestos, con miradas y sutiles movimientos del cuerpo que lo dicen todo sin hacer nada.
La música original de Mark Mancina y algunos hits latinos del momento le dan la cuota de nostalgia y de actualidad necesarias para encender la pasión de la popular. Ver Bad Boys para siempre en cine es lo más parecido a estar en una fiesta o en un boliche de moda. Inesperado regreso con gloria y gracia.