Malicias turcas
Muy pocas veces la cinematografía turca estrena producciones en las pantallas autóctonas, y mucho menos películas animadas oriundas de las tierras de Onur y Las mil y una noches. En esta oportunidad BAD CAT peleador, fiestero... y padre soltero y padre soltero (Kötü Kedi Şerafettin, 2016) hace la excepción, aunque rápidamente su origen termina por olvidarse al presentar su propuesta.
BAD CAT peleador, fiestero... y padre soltero posee una extraña mixtura de Garfield con Fritz the Cat, dos exponentes antagónicos del comic mundial, pero en cuya raíz hay un gato como disparador de anécdotas y aventuras. En esta oportunidad, el felino que protagoniza la historia es Turro (Serafettin en el original), quien no sólo le hace honor al mote que le puso su dueño, sino que además se la pasa de juerga todo el día, prefiriendo la malavida para sus rutinas, sin darle explicación a nadie, hasta que, de un momento a otro, eso cambia.
Un pequeño gato llega a su barrio, en donde Turro sería como una especie de líder, sin saber que se trata de un hijo no reconocido de éste, quien se acercará para pedirle más consejos que el amor paternal que necesita para su vida y que nunca le fue dado. Y mientras Turro se relaciona con su descendencia, el guion de Bülent Üstün, que adapta su propio comic), comenzará a desandar algunas historias paralelas, como la de la rata y la gaviota que quieren sacar provecho de los demás y seguir viviendo de “arriba”, o ese repartidor que se convierte en zombie por algunos misteriosos procedimientos y que enfrentará a Turro en más de una oportunidad.
Apelando al humor soez, chistes y gags inspirados en jerga y, principalmente, en mal gusto, BAD CAT peleador, fiestero... y padre soltero omite respetar su espíritu libre inicial, para comenzar a caer en lugares comunes y estereotipos que lo alejan aún mucho más de ese intento de transgredir verbalmente y en acción a producciones animadas mucho más convencionales y efectivas (atención a la saga de Lego).
Nada hay en la propuesta que permita realizar una lectura o reflexión, desde una posición diferente, del estado de la animación pensada específicamente para el público adulto, un terreno poco explorado por los grandes estudios, pero que posee un público ávido de historias y producciones, además del dinero necesario para explotar la taquilla y llevarse todo el merchandising. Allí donde BAD CAT peleador, fiestero... y padre soltero intenta imponerse como diferente, o pensada específicamente para un nicho potente y en crecimiento, termina por toparse con obstáculos imposibles de eludir que resienten la narración y que desdibujan su intento de concretar un humor adulto y descarado.
A los pocos minutos de iniciada los realizadores Mehmet Kurtuluş y Ayşe Ünal, dejan bien en claro qué es lo que quisieron hacer, un producto popular, inspirado en un personaje consensuado por la mayoría como entretenido, pero que nunca puede salir del trazo grueso, lo obvio, y el insulto como estrategia para hacer algo con la historia. Allí donde Fritz the cat innovaba, o Garfield reforzaba la simpleza de su construcción estratégica para empatizar con los lectores, BAD CAT peleador, fiestero... y padre soltero no propone nada nuevo, no se arriesga, especula, y sólo quiere imponerse como una película rebelde, pero su tradicional recorrido por los conflictos que presenta sólo la posicionan como una animación más.