De los críticos argentinos que cubrieron el 21° BAFICI, la mayoría le dio una cálida bienvenida a Badu Hogar de Rodrigo Moscoso. Ninguno se atrevió a pronosticar un premio para esta comedia romántica que participó de la competencia de largometrajes nacionales, pero todos coincidieron en celebrar el regreso del autor de Modelo 73 –ópera prima exhibida en la tercera edición del mismo festival–, la originalidad del guion que el director escribió con Patricio Cárrega, la ocurrencia de filmar la película en Salta Capital, y las actuaciones de Bárbara Lombardo y Javier Flores que interpretan a la pareja estelar.
Es posible que estos elogios se repitan en las reseñas publicadas con miras al estreno comercial previsto para el próximo jueves 23 de mayo. Por otra parte, la cercanía de ese desembarco evoca el recuerdo del desconcierto que aquella opinión mayoritaria provocó en una pequeña porción de público baficiano.
Estos espectadores encontramos varios lugares comunes en la crónica de des/encuentros entre el salteño Juan y la porteña Luciana, por ejemplo la caracterización de los dos roles protagónicos –treintañeros inmaduros, alternadamente entrañables e irritantes– y el contraste entre pachorra norteña y neurosis capitalina. Desde esta perspectiva, resultan sobreactuadas las interpretaciones de Flores y Lombardo (seguro le habría sucedido igual a Violeta Uritzberea, primera opción para el rol femenino).
Nobleza obliga, Badur Hogar presenta algunos aciertos. Para empezar, Nicolás Obregón y Cástulo Guerra encarnan con comodidad a sus personajes: el amigo y el padre de Juan respectivamente. Por otra parte, corresponde elogiar las piezas de chacarera aggiornada que integran la banda de sonido compuesta por Axel Krygier, la fotografía de Gaspar Quique Silva y los esfuerzos de producción que parecen destinados a promocionar una Salta sin relación con la provincia que Lucrecia Martel retrató en La ciénaga.
En este punto vale señalar la envergadura del apoyo gubernamental acordado al proyecto de Moscoso: a principios de abril el gobernador Juan Manuel Urtubey viajó a Buenos Aires para acompañar la presentación en el BAFICI, y días atrás el Concejo Deliberante de la Ciudad de Salta declaró de interés municipal el estreno comercial del largometraje.
En los mismos espectadores reticentes, este respaldo institucional alimenta la sensación de que Badur Hogar es, antes que una comedia original, una atractiva pieza promocional que parece recrear una vieja campaña de prensa. Podría haber sido ambas cosas como la entrañable Entre copas de Alexander Payne; en ese caso Luciana y Juan conquistarían tantos corazones como Maya y Miles o –pensándolo mejor– como los incorregibles Stephanie y Jack.