Afshin es un niño iraní. Ama el arte y en especial la danza, pero en dicho país estas expresiones culturales están prohibidas. Ya como adulto, mientras estudia en la universidad y milita en un partido político mucho menos conservador que el actual, decide bailar clandestinamente con sus compañeros. Así es como surgirá la idea de dar un show de baile en pleno desierto para evitar ser encontrados.
Basada en un hecho real, esta película es rara de analizar, ya que cuenta varias cosas a la vez, que independientes podrían haber dado un film muy sólido, pero como suele pasar cuando se relatan muchas cosas, todo se empasta y no sale nada en concreto.
Por un lado tenemos el sueño de Afshin, de volverse un bailarín mundialmente famoso, pero con el problema de haber nacido en un país que prohíbe casi todas las muestras culturales y de libre pensamiento. Obviamente, entrarán en la trama las policías morales que andarán a la caza de estos artistas.
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El problema es la sub trama secundaria, donde Afshin también milita en el partido político opositor al que gobierna el país, y que se muestra bastante más liberal. Esto no tendría nada de malo, salvo por el detalle de que las dos tramas son muy fuertes y compiten entre sí, restándole peso una a la otra, y quitándole tiempo de desarrollo a ambas, que terminan notándose un poco pobres con respecto a su potencial.
Si a esto le sumamos que el protagonista se enamora de una compañera adicta de la universidad, a la que intenta recuperar de las drogas mientras trata de llevar a buen puerto el romance, ya estamos hablando de demasiadas cosas para un film que apenas dura más de una hora y media.
De todas formas no es una mala película, ya que nos muestra una realidad bastante ajena a la nuestra, y que aunque parezca raro, no se sitúa hace medio siglo, sino apenas hace una década; y además, vuelvo a decir, está basada en un hecho real (veremos al verdadero Afshin en el film).
A esto hay que agregarle que el plantel actoral cumple bastante bien. Quiero destacar en especial a los integrantes de la policía moral, ya que no caen en la obviedad de los malos genéricos; es creíble verlos comportarse así, ya que están abalados por la propia ley para reprimir sin medir el uso de la fuerza.
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Pero también destaca el protagonista, en especial en las escenas de danza, donde la verdad se luce y es lo mejor que ofrece la película (los secundarios también acompañan bien).
Bailando por la Libertad (Desert Dancer el nombre original) es una película que cumple con su propósito de mostrarnos una realidad en concreto, pero como película falla especialmente por lo poco balanceado que esta el guión y la sobredosis de tramas que tiene para el poco metraje que posee.
De todas formas, se muestra como buena opción para aquellos que no quieran ver a poderosos súper héroes o avilés conductores de autos.