Mateo (Benjamín Vicuña) y Trini (Sabrina Garciarena) son una joven pareja que llega de Barcelona a Buenos Aires para hacer algunos trámites y, de paso, disfrutar de unas vacaciones románticas. La ciudad no es todo lo idílica que parecía en un principio (a Paez Cubells le gustan las panorámicas aéreas cenitales y apuesta por una mirada bastante pintoresquista), ya que al poco tiempo sufren un intento de arrebato en la calle que un detective llamado Nacho (Germán Palacios) evita y, tras una salida nocturna, son secuestrados por una banda liderada por el mafioso Eric Le Blanc (Carlos Belloso), quien obliga a Mateo a transportar a España cocaína adosada a su cuerpo y en su maleta mientras retiene a Trini como garantía de la entrega en destino. Pero el protagonista no se sube al avión e iniciará, con la ayuda de Nacho, una carrera contra el tiempo para enfrentar a esos "pesados" y liberar a su amada.
La película arranca con cierta dignidad en plan Nueve reinas, pero al poco tiempo empieza a desbarrancarse con una puesta en escena bastante torpe, situaciones inverosímiles, resoluciones sin demasiada justificación y actuaciones no del todo convincentes. Un thriller que no pasará a la historia del mejor cine argentino.