EL HOMBRE DEL MILAGRO
Las producciones que se basan en historias reales deben tener un mayor cuidado en el desarrollo de la trama ya que al conocerse el nudo y el desenlace de la misma, el trayecto para narrar lo sucedido debe ser lo sustancioso, lo potente. Un claro ejemplo de ello es Titanic, de James Cameron, en la cual todos sabíamos que el barco se hundía pero la potencia de la historia de Rose y Jack hizo que el film pasara a la historia a pesar de que todos sabíamos la base de la trama.
Intentando reflejar un nuevo acontecimiento real, Bajo cero: milagro en la montaña se basa en un talentoso y rebelde jugador de hockey sobre hielo que en busca de adrenalina se dedica al snowboarding. Una tarde se pierde en una masiva tormenta de invierno en High Sierras, siendo empujado hasta los límites de su propia resistencia mientras hace todo lo posible por sobrevivir.
El film se desarrolla presentando –a la par de lo sucedido en la montaña- flashbacks que exploran diferentes momentos de su vida que quizás fueron trascendentes para alcanzar ese comportamiento rebelde. Estos instantes están bien logrados y no resultan extraños, ya que están bien insertados en la trama como recuerdos del personaje que lo motivan a continuar con esta travesía.
Toda la cuestión de la resistencia ante la dificultad se encuentra bien representada y magistralmente filmada, con brillantes planos y una excelente fotografía. A esto se suma la correcta labor del protagonista, Josh Hartnett, que hace creíble su personaje y una Mira Sorvino demasiado “sensible” pero que aporta cierta emoción al relato.
A pesar de su buena factura, la película no pasa de la media por ser ya una temática demasiado trillada en el cine. Existen un montón de películas sobre personas que han superado accidentes y como ello transformó su vida. Y Bajo cero: milagro en la montaña termina siendo una más dentro de este conjunto.
De todas maneras, Bajo cero: milagro en la montaña es una correcta producción que no pasará a la historia ni hará que el espectador salga exultante de la sala, pero que entretiene y hace pasar un momento ameno conociendo la travesía del “hombre del milagro”, como le pusieron los rescatistas al sobreviviente.