Bajo el mismo cielo tiene grandes chances de quedar en el recuerdo como la película maldita de Cameron Crowe.
Un proyecto que estuvo plagado de problemas durante su producción y cuyo resultado final hace agua por todos lados.
Salvo que tengas la facilidad para llorar con cualquier cosa y te de lo mismo ver Say Anything o Jerry Maguire que una publicidad navideña de Coca-Cola, la tarea de recomendar este estreno es complicada.
Años atrás lo banqué a muerte al cineasta con Vanilla Sky (las cosas que uno hace por sus directores favoritos) y Elizabethtown pero en esta ocasión no puedo sostener una defensa sólida de esta propuesta.
Sobre todo cuando el film representa la antítesis de todo lo que fue en el pasado el cine de Crowe.
Su nuevo trabajo brinda una historia de amor artificial con actores que no tienen química entre sí y diálogos que parecen salidos de un guión desechado de la serie Dawson´s Creek.
Esa honestidad sentimental que siempre tuvieron sus historias y nos permitían conectarnos con la humanidad de sus personajes acá brilló por su ausencia durante gran parte de la película.
Daría la sensación que en este proyecto el director intentó evocar el estilo de comedia romántica que Billy Wilder, su gran mentor, presentó en Berlín Occidente (1948), protagonizada por Marlene Dietrich.
Aquella historia brindaba un triángulo amoroso que tenía como telón de fondo una intriga de espionaje militar en los tiempos de la posguerra.
Un film muy entretenido que además lidiaba con cuestiones políticas relacionadas con la reconstrucción de Alemania.
No es una simple casualidad que el trabajo de Crowe comience con el viejo logo de los estudios Fox de los años ´50, que pretende establecer una conexión con los clásicos románticos de la era dorada de Hollywood.
El problema es que a diferencia de Berlín Occidente, el guión de Bajo el mismo cielo es un caos absoluto donde nunca queda claro ante tantas subtramas cuál era la historia que quería contar el director.
Crowe combina en un mismo film un triángulo amoroso con intrigas políticas que no tienen razón de ser.
Un problema adicional de esta producción es que apuesta todo el romance a la pareja que forman Bradley Cooper y Emma Stone que es imposible de comprar por la falta de química entre los actores.
Cooper y Stone podrían ser un buen equipo para interpretar hermanos pero no amantes. Las escenas entre ellos son forzadas e inclusive en la trama la relación que se gesta entre los personajes es completamente inverosímil.
Algo distinto ocurre con las escenas entre Cooper y Rachel McAdams que tienen una energía diferente porque hubo una conexión entre los actores.
Cada escena en la que aparece la protagonista de Diario de una pasión levanta esta historia por completo.
Bajo el mismo cielo tiene la desventaja de ser una película plagada de incoherencias donde suceden un montón de cosas que no tienen sentido.
Por ejemplo, Emma Stone en una escena es una piloto de combate de la fuerza aérea y dos minutos después se convierte en la hija de Joan Báez que canta canciones espirituales con los nativos de Hawái.
Bill Murray, en otra interpretación que brindó en piloto automático, se presenta como el mentor de Bradley Cooper (por motivos que nunca se explican como tantas otras cosas) y hacia el final se convierte en el heredero del Dr. No, cuando la película entra en el terreno de James Bond y las conspiraciones militares.
Al comienzo del film Cameron Crowe explora cuestiones sociales relacionadas con la soberanía de Hawái que reclaman los habitantes de ese lugar y otras temáticas espirituales vinculadas con la cultura de la isla.
Sin embargo los nativos y la espiritualidad luego quedan en un tacho de basura y la narración del director se enfoca en otros temas.
La escena final de Bajo el mismo cielo es el único momento de esta historia donde surge el verdadero Cameron Crowe que uno disfrutó en el pasado.
Durante el resto del film es difícil encontrar la identidad del director en este relato que no parece concebido por él.
Si bien el cine hollywoodense ofrece continuamente películas peores que esta, la decepción que deja este estreno es mayor porque tiene la firma de un gran cineasta y escritor que puede dar mucho más.