Cameron Crowe tiene películas buenas y películas malas. Las buenas son de una amabilidad, un gusto y una alegría contagiosas. Esta es de las buenas: una especie de triángulo amoroso entre tres de los mejores comediantes de Hollywood (Bradley Cooper, Emma Stone y Rachel McAdams) a los que no se les pueden sacar los ojos de encima. Hay buen timing, pero lo más importante es que parecen personas y uno los quiere. Este film tiene toda la calidez y humanidad que falta en muchos de los demás estrenos.