CON ÁNIMO DE AMAR
Veinte años de paisajes bélicos y posbélicos junto a tres amores inconclusos se describen en Bajo el sol, película premiada en Cannes 2015, un galardón que en primera instancia surge como bastante exagerado.
No es que se trate de un film olvidable, al contrario, ya que las piezas funcionan a la perfección en el entramado de un guión dividido en tres etapas del enfrentamiento que aniquiló a Yugoslavia: 1991, 2001 y 2011 son los años en que se narran las historias de amor y frustración de una pareja, interpretada por una sólida dupla actoral.
Dalbor Malatic, el director, planifica cada una de esos estados de ánimo contextualizados por un paisaje peligroso y a punto de estallar (en la primera historia), aun en conflicto pese a que la guerra balcánica terminó (en la segunda) y a un paso de la resignación definitiva debido a los horrores del pasado (en el tercer capítulo).
Él de origen croata y ella serbia, los tres segmentos convocan al rigor de la puesta en escena (con multitud de planos que exhiben la destrucción posbélica) y a la sinrazón de un conflicto que dividiría un único territorio en “nuevos países”
La primera historia describe de la mejor manera una geografía a punto de explotar, narrando el amor trágico entre un muchacho músico de orquesta y una joven serbia que remite a la imposibilidad de ser feliz en un mundo de Montescos y Capuletos balcánicos. La segunda, se entromete en la intimidad y la tensión que se produce con la convivencia entre un hombre y una mujer con puntos de vista ideológicos en confrontación permanente. En este segmento, imperan los silencios y un sutil erotismo que se hará presente cerca del final. Por último, el capítulo más cercano a este tiempo, muestra un paisaje atornillado en un presente de discotecas, ruidoso y poco interesado en mirar hacia atrás, salvo está, en aquello que caracteriza a la pareja central.
Pues bien, dentro de un estilo naturalista en donde se fusionan un macromundo histórico con relatos románticos que pugnan por ganarle la pulseada a aquello que marcaría la Historia, Bajo el sol puede ser vista como una película placentera y didáctica. Pero, justamente, en su estética de manual globalizado y de discurso calculado que busca el consenso general, cuando la realidad fue mucho más compleja que aquello que se narra en la película, Bajo el sol podría catalogarse como una “Love Story” sobre la “Condición Humana” y “La Inutilidad de Toda Guerra” (así en mayúsculas”).
Se extrañan, quien lo hubiera dicho, las virtudes y excesos de Emir Kusturica, sus alegorías presuntuosas, su pedantería visual, sus raptos de genio sin vergüenza alguna y su música y canciones alocadas. En Bajo el sol, por su parte, todo resplandece cuidadito y demasiado perfecto.
BAJO EL SOL
Zvizdan. Croacia-Serbia-Eslovenia, 2015. Dirección y guión: Dalibor Matanic. Con: Tihana Lazovic, Goran Markovic, Nives Ivankovic, Mira Banjac, Slavko Sobin, Dado Cosic, Trpimir Jurkic, Lukrecija Tudor. Fotografía: Marko Brdar. Música: Alen Sinkauz y Nenad Sinkauz. Duración: 123 minutos.