Baldío

Crítica de Gimena Meilinger - Cinergia

La familia adicta

En el último trabajo de Inés de Oliveira Cézar, Mónica Galán es una actriz que sufre intentando recuperar a su hijo adicto al paco, mientras está filmando una película.

Las historias sobre adicciones, habitualmente, son contadas desde el punto de vista del adicto. Siempre viendo hasta dónde son capaces de llegar para lograr conseguir otra dosis, a veces tocando apenas el sentimiento del que sufre por esa persona. “Baldío” se encarga de esto último, de la impotencia de una madre resignada ya a la pérdida de su propio hijo en los brazos del paco, de un padre ausente que formó otra familia, del constante coqueteo con la muerte.

Filmada íntegramente en blanco y negro que abruma, en “Baldío” se mezclan dos subtramas fuertes: la madre sufriendo por la adicción de su hijo y la femme fatale que implica su personaje de ficción dentro de la ficción. La protagonista está filmando una película mientras atiende a su hijo adicto. “No doy más”, le dice Brisa a una amiga, sabiendo que la rueda es siempre la misma: salir a buscarlo con el miedo de encontrarlo muerto, pero no abrirle la puerta cuando va a buscar dinero, a menos que acceda al tratamiento.

Basada en una historia real, Baldío narra la historia de Brisa (Mónica Galán), una reconocida actriz que se encuentra filmando una película con un famoso director italiano, mientras intenta enfrentar la adicción al paco de su hijo (Nicolás Mateo), que ya es mayor de edad por lo que nada se puede hacer sin su consentimiento.

Además, el padre del chico (Gabriel Corrado) quien se mantiene distante por un acuerdo que había hecho con Brisa en la que no iban a ceder más ante los pedidos del hijo, cosa que la madre no logra y termina acudiendo siempre al rescate del chico.

Mónica Galán, que falleció el enero pasado, se despidió del cine con esta notable interpretación, quizás de las mejores de su carrera. Con total naturalidad, muestra la desesperación entre aceptar que perdió a un hijo en las poderosas garras de la droga o continuar esperanzada.
Difícil este doble rol que tuvo la actriz en la que se es 2 mujeres al mismo tiempo, la madre enojada y desahuciada ante tanto dolor, y la profesional actriz que seduce a todos en el set.

Entre la estética de film noir, con esos blancos y negros dramáticos, y el destacado guion, Baldío es una película que descoloca un poco en cuanto a la temática desde una óptica diferente, el cómo las adicciones destruyen a toda una familia, no sólo a quien consume. Es una historia sumamente transparente, a pesar de o gracias a la artística distintiva. Fuerte y recomendable.