“Baldío”, el último largometraje dirigido por la prestigiosa realizadora argentina Inés de Oliveira Cézar (“Como Pasan las Horas”; “La Otra Piel”) ofrece un gran trabajo póstumo de Mónica Galán, eminente actriz argentina tristemente fallecida luego de finalizado el rodaje del presente film, estrenado con motivo del último festival Bafici.
El nuevo opus de esta guionista y directora, anteriormente nominada a los premios Cóndor y una figura reconocida en festivales internacionales, nos ofrece un conflicto dramático familiar de espesa hondura y fino tratamiento. Como resulta habitual, a lo largo de su cuerpo autoral, su cine no transita registros previsibles ni juicios condescendientes.
La mirada femenina se posa sobre la gran protagonista de esta singular historia: una actriz madura, que supo ser una estrella de renombre y hoy, en su crepúsculo profesional, es convocada por un director de films de clase b -obsesivo y engreído-, intentando una suerte de renacimiento para su otrora destacada carrera. Este terreno intertextual, del inagotable abordaje al cine dentro del cine, servirá como pasaporte para colocar a la heroína del relato bajo situaciones que requerirán su ingenio y pondrán a prueba su carácter.
Un elenco compuesto por Nicolás Mateo, Gabriel Corrado, Rafael Spregelburd, Luis Brandoni acompaña al personaje de Galán en este tour de forcé tan extravagante como hilarante. “Baldío” nos refleja un cúmulo de relaciones disfuncionales, a medida que examina la pesadilla que atraviesa una mujer, atrapada en su propio laberinto de impotencia y dificultades. Con agudeza y sin condenar sus falencias, la realizadora nos transmite la angustia de una mujer presa de la desesperación. Curiosamente, su teléfono celular (un testigo impensado de los hechos) será un elemento detonante de alarma, espera y silencio. Cualquiera de las alternativas no preceden buenos augurios.
El registro en blanco y negro elegido otorga plasticidad a un relato que alterna locaciones en una antigua casona, en la reconstrucción de un hospital (filmado en una fábrica abandonada, recuperada) y en los espacios abiertos en donde se desarrolla una trama cuya línea de acción adquiere tonos más incisivos cuando se focaliza en los traumas que atraviesa el personaje del hijo de la actriz, interpretado enla ficción por Nicolás Mateo.
En este vertiginoso y redentor periplo, en donde la ‘Brisa actriz’ se reencuentra con su profesión, al tiempo que la ‘Brisa mujer’ acude a cumplir su rol maternal, “Baldio” nos interroga con bienvenida sinceridad: ¿Qué hace un padre con un hijo adicto?