Luciano Juncos, que además de dirigir este film co-escribió el guión con Renzo Felippa, muestra el mundo de un cantante, un cuartetero, la película se filmó en Córdoba, que está en crisis con su profesión. Como tantos casos de famosos que conocimos, es un hombre hastiado de actuaciones muy seguidas, de largos trayectos en micros con pocas comodidades, de tener su vida manejada por un representante que le “soluciona” todos los problemas y que la mayoría de las veces no lo escucha. Es un hombre solitario, de buen pasar, en crisis. Un circunstancia especial lo reconecta con sus orígenes, con los amigos del pasado, con un cura comprometido, con una causa social barrial, con ese sabor de los comienzos de su carrera, ese paraíso perdido. El reencuentro con ese paisaje recuperado tendrá inconvenientes, rebeldías y rescates. Osvaldo Laport es un protagonista muy bien delineado, en uno de sus mejores trabajos. Lo acompaña el buen actor español Juan Manuel Lara y un sólido elenco. Juncos logra buenos climas, retrata con profundidad a ese cantante en el límite de sus fuerzas y lo enlaza con una realidad de lucha y carencia que fusiona con certeza.