Bárbara

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Entre la represión y el deseo

Ciertas características de thriller psicológico y drama intimista atraviesan el pequeño, pero bien construido, mundo de este opus alemán del director Christian Petzold (Jerichow, 2008), uno de los referentes a la hora de hablar de una nueva corriente en el cine alemán.

El contexto de Bárbara, título que además da nombre a la protagonista interpretada nuevamente por la sensual Nina Hoss, es nada menos que la Alemania post nazismo y en vías de la futura aniquilación del Muro de Berlín, que separaba a la parte Oriental de la Occidental marcando divisiones muy fuertes entre los ciudadanos, que iban más allá de las ideologías políticas.

Así las cosas, tras cumplir una condena carcelaria por motivos que el film no devela, la médica Bárbara acepta trabajar en un hospital provincial junto al doctor André (Ronald Zehrfeld), quien llega a ese lugar más que como elección personal por un problema en el pasado que lo conmina a quedarse allí. Si bien la mujer se dedica sencillamente a su trabajo con diferentes pacientes, entre ellos, una joven prisionera llamada Stella (Jasna Fritzi Bauer), quien encuentra en las internaciones el escape ideal y un joven con tendencias suicidas, comienza a surgir entre ambos colegas una sutil atracción, producto de compartir horas de trabajo.

Sin embargo, los planes de Bárbara más allá de su vocación médica incorporan a un tercero en discordia, un novio con quien planea fugarse de Alemania a Dinamarca y que aporta un vértice importante en esta suerte de triángulo amoroso, aunque este detalle no ocupa el centro de la trama sino la periferia porque la historia se focaliza principalmente en los conflictos internos de la protagonista, quien se debate entre el deber ser para con la profesión y el deseo por querer modificar su mundo y empezar de cero.

Hay cierta disparidad en lo que se refiere al progresivo avance del relato y su correspondencia desde el punto de vista visual con un fuerte trabajo de la imagen que acuña un estilo plástico compuesto por colores intensos (rojos, azules) para ilustrar escenas y quitarle una pátina de absoluto realismo y naturalismo a un film que abraza el clasicismo en cada uno de sus intentos por desarrollar la historia.

El realizador alemán contó con la ayuda de otro director conocido, Harun Farocki, para escribir el guión que apela a la sutileza y a la escasa información para que las piezas del rompecabezas se vayan acomodando, pausada pero ininterrumpidamente.

Bárbara es un film también sobre el mundo femenino, la represión del deseo y desde su costado más político un interesante modo de reflejar el estado de paranoia social cuando el Estado opera entre las sombras o simplemente actúa sin esconderse.