Bárbaro

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Las películas de terror, cuando están bien pensadas, craneadas y ejecutadas, tienen a favor que nos mantienen en tensión constante. Piensen en Psicosis o en El resplandor. No es la truculencia, sino el armado de la trama lo que más nos aterroriza.

Bueno, Bárbaro no les llega ni a la altura de las rodillas a esas obras maestras del género, debidas a Hitchcock y a Kubrick, pero planea y plantea algo diferente. Algo que le alcanza para diferenciarse de la mayoría de las producciones del género made in Hollywood que llegan casi semana tras semana a la cartelera.

Por empezar, los tempos. En Bárbaro, hasta que suceda algo realmente escalofriante, van a pasar varios minutos.

Tess (Georgina Campbell) llega una noche de tormenta a la que será su casa en un barrio alejado del centro de Detroit. La alquiló por Airbnb, y descubre que allí la habita otra persona, Keith. Evidentemente hubo una confusión, porque los dos tienen los papeles como para ser los inquilinos.

Que Keith sea interpretado por Bill Skarsgård, el payaso Pennywise de It, de Andy Muschietti, da para imaginar lo peor. Seguro que el guionista y director Zach Cregger no lo pensó dos veces cuando terminó contratándolo. Bárbaro es un filme de terror, y Keith con el rostro lavado de pintura de Skarsgård es el principal sospechoso de lo que vaya a pasar.

Y Tess es bastante criteriosa.

No conviene adelantar mucho más de la trama, y sí hablar de la sapiencia con la que Cregger (actor y productor, hasta ahora más que nada en la TV) lo estructura todo desde el libreto. La película se irá abriendo. Hay una historia casi en paralelo, que tiene a Justin Long (Jeepers Creepers: El terror existe, veinte años atrás) como protagonista: es AJ, un director de cine en Hollywood a quien una actriz acaba de acusar de abuso sexual, que ve cómo su carrera se desmorona y para afrontar los gastos de abogados necesita disponer de dinero en efectivo.

Y no va que Aj es el dueño de la casita en las afuera de Detroit…

Hay una tercera historia, en el pasado que ayudará a entender qué es lo que está sucediendo en esa casa en la que fue un barrio de clase media, con jardincito al frente, que la posterior debacle de Detroit como centro de industria automovilística dejó en ruinas (aún hoy es posible ver cientos de casas abandonadas como las que se ve en la película).

Qué aporta "Bárbaro"
Lo dicho: el aporte de Bárbaro al cine de terror es lo ingenioso del relato y no los golpes y lo inverosímil de que terminan siendo algunas situaciones, pasada más de la mitad de la proyección.

Es una película barata en su hechura (diez millones de dólares, lo que recaudó en su primer fin de semana en cartel en los Estados Unidos y Canadá, hace casi una semana), que en parte se rodó en Bulgaria para abaratar costos.

Me muero por contar algo, pero no: esperen a leer los créditos finales (no hay escena postcrédito) y vean quién interpreta, creo, al cuarto personaje, que no tiene nombre propio. Es un dato de color entre tanta sangre.