Terror puertas adentro.
El género cinematográfico de terror existe, comercialmente hablando, desde mediados de la década de 1930, gracias al estudio Universal Pictures y fuertemente influenciado por la literatura y la obra de autores como Bram Stoker, Mary Shelley, H.G. Wells y Edgar Allan Poe, entre otros. Entre sus características más distintivas se encuentra el hecho de hacer sentir miedo al espectador. Más allá de su puesta en escena y de los arquetipos que definen al género del terror como tal, su esencia misma es la de hacer reaccionar al público por medio de recursos como sustos abruptos y gritos aterradores. El ocultamiento de ciertos elementos para crear tensión dramática, lo que se conoce como técnica de fuera de campo, junto a diferentes y peculiares efectos de sonido, es un muy buen ejemplo de cómo ir generando un clima que se volverá aterrador y emocionante para los espectadores.
En la actualidad, a noventa años aproximadamente de la creación del género cinematográfico del terror y con sus códigos establecidos, pero también muy maltratados, son pocas las películas que puedan lograr sorprendernos, presentándonos una historia impactante y que nos permita sentir temor. Bárbaro (Barbarian, 2022) escrita y dirigida por el actor y realizador Zach Cregger, afortunadamente es uno de estos casos: se trata de una inteligente y astuta propuesta dentro del género del terror, con bastantes sorpresas y mejores aciertos en su estructura narrativa.
Tess (Georgina Campbell) es una joven que viaja desde su hogar a la ciudad de Detroit para participar de una entrevista laboral. Previendo su alojamiento anticipadamente, alquila vía internet una sencilla casa en una zona bastante apartada e insegura de la región, con el fin de pasar unas noches allí. Pero al arribar al lugar se encuentra con que la vivienda ya fue ocupada por otro joven, Keith (Bill Skarsgård), quien afirma que también alquiló. Siendo de noche y para evitar el peligro que puede habitar en las oscuras calles del barrio, Tess decide compartir la casa por esa noche con Keith. Todo marcha sin problemas, hasta que el muchacho desaparece y la joven decide buscarlo en el sótano, enfrentándose a un peligro mucho mayor del que quizás la esperaba afuera en los alrededores.
Bárbaro, en su guion y estructura, sería algo así como una de esas tradicionales muñecas rusas, las mamushkas. Partiendo de una historia base y principal, al irse desarrollando, aparece una subtrama, después otra y así, pero todas conectadas, formando un conjunto. Filmada en Bulgaria en pocos días y para abaratar costos, está pensada y construida por un director que conoce el género y que supo cómo darle una vuelta de tuerca. También hay una impronta que nos lleva al cine de terror de la década de los años 80’s, a su estética y por momentos simpleza, y a realizadores claves como Wes Craven.
Como dato de color el personaje de Keith está protagonizado por el actor Bill Skarsgård, quien estuvo detrás de la máscara del payaso Pennywise de la novela de Stephen King, IT, en las dos adaptaciones dirigidas por el argentino Andy Muschietti en 2017 y 2019, respectivamente.
Bárbaro remite en su título al invasor, que vendrá a este mundo para traer el caos y la violencia. También se apela por momentos al humor negro, la ironía y hasta el absurdo, quizás muy consciente de que toda situación de terror no puede ser tomada tan en serio. Aunque su protagonista Tess (una estupenda Georgina Campbell) sí la pasa mal y nosotros sufrimos, nos asustamos y pasamos miedo, la razón misma del cine de terror, a la par de ella. Nada mal para este magnífico debut de Zach Cregger.