Barbie que vuela, la única novedad
Contando las que salieron directo en video, y las pocas que alcanzaron a verse en cines, ésta es la 31ª película de Barbie. Sale en cines, quizá porque hace de "super princesa" con superpoderes. Pero la animación sigue los cánones tradicionales, que parecieran regirse por un programa viejo, tieso. Comparada con las "Tinkerbell" pasa vergüenza. El director de animación, Larry Anderson, ya lleva 19 películas haciendo lo mismo, y así puede seguir hasta que se jubile y sea reemplazado por otro que hará lo mismo. La principal productora, Shelley Dvi-Vardhana, ya lleva cinco años y ocho películas sin exigencias. Y el director, Zeke Norton, hizo las tres últimas y podría hacer otras tres, o más, sin que lleguemos a ver la diferencia.
Perdón, ahora hay una diferencia. Barbie vuela. Es gracioso cómo descubre que puede vencer la ley de gravedad y empieza a manejar su cuerpo sin darse la cabeza contra los árboles o las paredes. Hay otras partes graciosas, y varios personajes simpáticos. Por ejemplo, las dos amigas científicas siempre tuneadas de algo, o los gestos en pose de la princesa cuando le sacan una foto en medio de un acto heroico.
La historia es sencilla: hay un malo que pretende apoderarse del trono, una fórmula secreta difícil de hacer, un gusanito que se vuelve mariposa contagiosa, padres demasiado protectores, hermanitas y animalitos mal dibujados, la Barbie que se convierte en Super Diamante, una envidiosa que se convierte en El Diamante Oscuro, mucha gente agradecida por los salvatajes de la superchica, y una moraleja contra la gente odiosa. No mucho más. Las nenas pueden dejar a sus padres afuera, y pasar a buscarlos a la salida, o dejar que duerman en la butaca de al lado, siempre que no molesten.