Toda película sobre juguetes es (en parte) una publicidad. La Gran Aventura Lego y la trilogía de Toy Story, además de ser entretenidas y entrañables, son manuales de consumo. Ambas desarrollan una filosofía de los juguetes: para qué sirven y quiénes deben ser sus dueños. Toy Story plantea que no pueden ser ni piezas museísticas ni objetos intercambiables en un espacio público y comunitario. Deben tener un único propietario, idealmente preadolescente, que los cuide con amor y que luego, cuando sea adulto, los entregue personalmente a otro propietario. Los juguetes pertenecen a una esfera estrictamente privada. Lego, mientras tanto, articula el credo de la empresa y demuestra por qué los famosos ladrillos son tan populares: el usuario se convierte también en productor, como los “prosumidores” de la era digital. La narración expresa una tensión entre las fuerzas tradicionalistas, que quieren fijar la forma de los juguetes, y la ideología combinatoria de los ladrillos. Una alternativa más progresista, dentro del género, es Pequeños Guerreros de Joe Dante, sátira de la obsesión belicista de la industria, en la que los villanos son minúsculos soldados que quieren exterminar a otra línea de muñecos, un grupo de pacifistas que remiten a los pueblos originarios. A contramano de Lego y Toy Story, los juguetes de Pequeños Guerreros no se conforman con pertenecer a alguien y sueñan con su independencia. Barbie y la Puerta Secreta, en cambio, no tiene nada que decirnos sobre lo que promociona. Es un film de fantasía como cualquier otro, pero con adolescentes anoréxicas que, suponemos, son las distintas versiones de las famosas muñecas. Todas las protagonistas son blancas y hasta los unicornios tienen ojos azules, mientras que las representantes de otras etnias están recluidas en papeles secundarios. Las peores tendencias de las Barbies están reflejadas en el film, que carece de cualquier autoconsciencia. No dialoga con su rol publicitario, como sí lo hacen las películas mencionadas anteriormente, ni entretiene. El cine para niños no tiene por qué ser descerebrado y hueco, y puede insinuar, a través de imágenes simpáticas, situaciones bastante complejas. No nos olvidemos que el género ha explorado temas como: el desarraigo, el exilio y la soledad (Un Cuento Americano); la muerte (Bambi); la superación de discapacidades físicas (Dragón y Buscando a Nemo); las dificultades de ser una madre soltera (Una Ratoncita Valiente) y la supervivencia en un mundo violento y hostil (Watership Down). ¿Qué propone Barbie? La nada. Es otra entrega más en una serie de largometrajes que, en Estados Unidos, se estrenan directamente en Blu-Ray y DVD. Trata sobre Alexa, una princesa que no quiere cumplir con sus obligaciones reales (ecos de La Princesa que Quería Vivir) y que, a través de una misteriosa puerta, escapa hacia una dimensión fantástica (ecos de Las Crónicas de Narnia), donde conoce a seres mitológicos (sirenas, hadas, unicornios) y combate el despotismo de Malusia, una princesa-hechicera ridícula y malvada (ecos de El Mago de Oz). Vemos asomarse algunas ideas, como el totalitarismo y la supresión de la diferencia (los pobladores de la dimensión fantástica pierden sus poderes mágicos gracias a Malusia). Pero el film evita ser demasiado dramático o deprimente y se mantiene en el nivel de la comicidad liviana (no es el caso de los ejemplos aludidos en el párrafo anterior). Es un rejunte de tópicos trillados, animados a través de pobres imágenes computarizadas. Los modelos tridimensionales de los personajes parecen más elementales que los de la primera entrega de Toy Story, que se estrenó hace casi veinte años, y los interludios musicales tampoco resultan divertidos: en vez de aprovechar el potencial acrobático y espectacular de una producción animada, Barbie presenta simples y aburridas coreografías que pueden ser imitadas por cualquier niña. Son las mismas que un artista pop moderno podría desplegar sobre un escenario. Todo un síntoma de la colosal falta de imaginación que caracteriza al film.
Definida como un cuento de hadas musical la película es estelarizada por Alexa, una callada princesa que descubre un mundo nuevo lleno de hadas, sirenas y unicornios.
Una muñeca en el país de las maravillas La receta es infalible. Dos princesas por acá, unas cuantas hadas por allá, varias sirenas por ahí, más cuatro unicornios símil Mi Pequeño Pony y unos monstruos parientes del Sulley de Monsters, Inc., y el resultado es una película atractiva para toda nena de entre tres y diez años. El marco, además, es una historia con las características de un cuento de hadas clásico, con reminiscencias de Alicia en el País de las maravillas. Esta vez, Barbie “interpreta” a la princesa Alexa, una chica tímida, con poca confianza en sí misma y reticente a asumir los compromisos protocolares que implica pertenecer a la realeza, hasta que en el jardín del palacio encuentra una puerta secreta que la conduce a un mundo mágico. Allí descubrirá todo lo que es capaz de hacer, y de ahí la moraleja de la película: “Nunca sabrás lo que puedes lograr, hasta que lo intentes”. Porque Barbie y la puerta secreta deja varios mensajes edificantes. Y, para que no queden dudas de que es aptísima para todo público, no contiene ninguna escena que pueda asustar a las nenas. La villana, Malucia, da más risa que miedo, y sus secuaces son criaturas queribles. Que le dan vida a la película después de un comienzo desalentador, poblado por seres humanos que -técnica de captura de movimiento mediante- tienen tanta gracia como la muñeca Barbie. Hasta que la acción se traslada al mundo de fantasía, con colores, paisajes y personajes cautivantes. Consejo para los padres: llevar tapones para los oídos para las partes musicales, una muestra del teen pop más chillón. Y rezar para que no se edite el CD.
Muñeca sin vida, película sin ideas Hay decenas de "películas de Barbie", o "con Barbie", o con una chica animada con cara escasamente expresiva que intenta ser -o parecerse a- la célebre muñeca. Sus films salen directamente en video, también se ven en señales infantiles y se venden también en supermercados. Si uno ya vio al menos un par de las películas anteriores (como Barbie en el lago de los cisnes) sabe que la animación suele ser espantosa, que no hay ningún tipo de progresión narrativa o, que la fluidez pareciera estar prohibida y que todo tiene un aire de desgano indisimulable. Ante el estreno de Barbie y la puerta secreta en salas en un puñado de países - pero no en Estados Unidos, en donde sale directamente en DVD y Blu-ray- uno espera, ansía que el nivel haya subido, que la película intente pertenecer al cine. No es así: quizá los colores aquí brillen un poco más, pero es más de lo mismo, y lo mismo es muy cercano a la nada. En el centro de Barbie y la puerta secreta tenemos una princesa llamada Alexa ("interpretada" por Barbie) que debe "abrirse al mundo". Hay una especie de libro mágico, alguna enseñanza descuajeringada que contrasta con el pulcro aspecto de los ambientes, todos ellos carentes de gracia e interés. Algo aprende Alexa, pero no se deriva de nada de lo que nos cuentan o nos muestran mediante algunos balbuceos audiovisuales acerca de un mundo de fantasía en el que hadas y sirenas son despojadas de su magia por una niña princesa caprichosa llamada Malucia. Rayos de magia van, rayos de magia vienen, y la aventura, la tensión y el poder de maravillar del cine están ausentes. En su lugar hay personajes puestos en el medio del plano a pura noción televisiva, canciones adocenadas y robóticas y algunas criaturas -unos animalitos, digamos- que revelan, ellas también, la haraganería general de la animación (que llega al punto culminante cuando el mundo fantástico se pinta de gris y más tarde recobra los colores, cambios que parecen haber sido realizados con un filtro básico mediante un sólo clic del mouse). Comparar este producto vaciado de deseo y de dignidad con Toy Story (a causa de los "juguetes con vida", aunque aquí no hay mención al respecto) o con Frozen (por la princesa que debe salir al mundo) es poco respetuoso con esas películas y también con el concepto de comparación.
No, no es que Barbie finalmente haya alcanzado un largometraje con una calidad tal como para lograr el gran salto a las grandes pantallas. "Barbie y la puerta secreta" es otro de los films que hace ya varios años vienen estrenándose en todo el mundo directo al mercado hogareño. Lo único que cambió es que, tal vez viendo el filón en que se convirtieron los films de Tinkerbell (que en EE.UU. y otras partes llegan directo a DVD/Blu-Ray y en Argentina se estrenan en vacaciones con buena repercusión de público), se decidió proyectarla en una sala cinematográfica. Nada cambió, "Barbie y la puerta secreta" es otra cinta de presupuesto limitado, de calidad ad hoc, pensado directamente para promocionar una nueva línea de la famosa muñeca, y que ofrece todo para que las nenas “vuelvan locos” a los mayores queriendo ver la misma película una y otra y otra vez frente al televisor con el disfraz de princesa puesto. En esta oportunidad, si bien el film no se centra directamente en ningún cuento clásico de modo directo, toma un poco de cada lado. Como siempre, se toma a Barbie como si fuese una actriz, y aquí interpreta a Alexa, una princesa rebelde, que bajo ninguna circunstancia quiere hacerse cargo de lo que le toca vivir por su título noble impuesto. Por obra del azar, y porque así lo dice el argumento, ella encuentra una puerta mágica, que al atravesarla permitirá ingresar a un mundo mitológico lleno de seres especiales, en el que también se halla Maluria, especie de princesa y bruja, que quiere quedarse con el lugar y lo logra quitándole los poderes a todos los habitantes. Barbie/Alexa va a enfrentase a la malvada en compañía de los otros personajes de variopinta especie. No sabemos si el hecho de verlo en pantalla grande agiganta también los efectos, o si directamente este film es aún más flojo que los que lo precedieron. Lo cierto es que, probablemente las nenas entren en un suerte de frenesí en la sala, pero los adultos serán sometidos a una historia de por más plana, que toma elementos de cuentos mucho más complejos y los banaliza, con una animación sin vida, plagada de colores pasteles chillosos que hacen mal a la vista, y como si fuese poco una serie interminable de números musicales que traspasan lo irritable. Si analizaríamos un poco más allá de lo que esto tiene para ofrecer como entretenimieno vacío, podríamos analizar lo mismo que se le critica a la franquicia de Barbie en todos sus formatos, el preconcepto de belleza, el tufillo a discriminación, la idea de la mujer como envase y estilo de vida banal, y el tomar a los niños como mera mercancía redituable. Pero no hace falta llegar a esos análisis para concluir que "Barbie y la puerta secreta" no es un producto ni remotamente cercano a lo que la animación puede ofrecer en la pantalla grande… más, sabiendo que títulos muy superiores pero menos comerciales (como la mayoría de los films de Studio ghibli o afines) rara vez llegan a nuestro país.
Para las fanáticas mas chiquitas una historia de princesas, hadas, nenas caprichosas y dictadoras, unicornios y un universo que parece de golosina.
La película Barbie y la puerta secreta soprende por el planteo de un mundo paralelo, en el que se adivinan las influencias de Tim Burton. La compañía Mattel fundada en 1945 con base en California es la segunda más grande del mundo en la actualidad y su poderío no ha estado exento de escándalos como la crisis de la pintura con plomo en 2007, que la obligó a retirar más de un millón de juguetes de su segunda marca, Fisher Price, del mercado. La muñeca Barbie, uno de sus juguetes más rentables, fue lanzada en 1959 y en 1987 como parte de la ampliación de productos por primera vez se hizo un cortometraje con su figura. Desde entonces ha realizado entre estos, largometrajes, y dirigidos al mercado del video, alrededor de unos 20. Esta última es una de las mejores películas de Barbie que se hayan hecho. Si bien el personaje tiene un carisma especial para muchos niños, las películas animadas han sido por regla algo esquemáticas, rudimentarias bajo un disfraz de brillos. En ese contexto Barbie y la puerta secreta sorprende. La princesa Alexa, protagonista del cuento, descubre un pasaje a otra dimensión y allí es como que el estilo general del filme atraviesa el portal y sufre una renovación. En ese otro mundo donde Malucia les roba la magia, las alas, las colas de sirena, y demás a las chicas, Alexia llega para hacer un poco de justicia, aunque para ello debe aprender primero a confiar en sus poderes y luego a utilizarlos. Esto claro le servirá para regresar a su mundo palaciego y asumir los compromisos de quien ya es: una mujercita. El mundo paralelo hasta parece hecho por otros animadores: los colores, los efectos, los personajes, la fantasía, todo se aleja del look Barbie clásico y se mezcla en un pequeño pero saludable caos de libertad mayor. Se notan influencias como las de Tim Burton y sus paisajes espiralados, o su versión de Alicia en el país de las maravillas, o reminiscencias de las Campanita de Disney, pero está bien, la animación también es un lenguaje universal. La importancia de la lectura pero la conciencia de no perder el contacto con el mundo, donde se debe hablar públicamente, bailar y vincularse con adultos y con varones, son algunos de los hilos del argumento.
Una historia solo pensada para los más pequeños. Este es un cuento de hadas donde la princesa Alexa (Kelly Sheridan, voz en inglés), tímida, vive en su reino moderno, esta prefiere hacer otras cosas, como por ejemplo encontrarse entre sus libros antes de atender sus deberes públicos de princesa. Un día, Alexa (es Barbie) descubre una puerta secreta hacia una tierra mágica en los jardines de su palacio y la atraviesa encontrándose en un extraordinario mundo de fantasía, lleno de color y brillo, un mundo donde existe la magia y donde las princesas son las criaturas más mágicas de todas. Una vez en ese nuevo mundo Alexa conoce a Romy (Chanelle Peloso), una sirena algo especial perdió su cola; y a Nori (Ashleigh Ball), un hada sin sus alas. Ellas le cuentan que la magia del lugar está siendo robada por la Princesa Malucia (Tabitha St. Germain), una niña muy caprichosa. Entonces Romy y Nori, ahora confían en Alexa porque creen que puede dominar a la villana Malucia y devolver la magia. El problema está en las dudas que tiene Alexa, pero va ganando confianza al encontrar sus habilidades mágicas y descubrir que la verdadera magia viene del interior de cada uno y consiste en poder ayudar a los demás. Esta historia es para niñas pequeñas que no sean muy pretenciosas. Resalta la importancia de los valores y es bien colorida. Con canciones, bailes, muchos paisajes y llena de coreografías. Las imágenes computarizadas resultan pobres, con situaciones trilladas, coreografías aburridas, el guión es demasiado sencillo y no logra entretener a los adultos. En Estados Unidos salió directamente en DVD y Blu-ray.