La revancha del piletero
Basada en la novela de Félix Bruzzone, tiene una intrigante trama policial con un sutil trasfondo social.
Adaptación de la novela homónima de Félix Bruzzone, Barrefondo es la primera incursión del documentalista Jorge Leandro Colás en la ficción, con un policial que tiene como protagonista a un personaje socialmente invisible: un piletero.
En efecto, Gustavo (Nahuel Viale) es un actor de reparto en las vidas de los dueños de quintas y casas de country, que casi no reparan en su existencia y sólo requieren sus servicios en verano, el momento del año en que necesitan tener sus piscinas a punto. Casi como para el personaje de El nadador, el célebre cuento de John Cheever, para Gustavo la conexión entre una casa y otra, y otra más, es la pileta. Y si Cheever sacaba una radiografía de la amarga decadencia de la clase media-alta estadounidense, aquí -salvando las enormes distancias- también hay crítica social: Gustavo es, en general, despreciado, tratado como un siervo, llamado no por su nombre sino por el genérico “piletero”.
Gustavo, además, está en los márgenes de la sociedad de consumo: todo un problema, sobre todo porque está por ser padre y su suegro tiene una billetera mucho más cargada que la de él. Pero en el horizonte aparece una hipotética solución a sus problemas financieros, a la vez que una posible revancha por las humillaciones que su orgulloso ego debe soportar. El pequeño detalle es que ese remedio está fuera de la ley.
Realista, la película muestra sin subrayados los contrastes socioeconómicos que existen ya no en una misma ciudad, sino en un mismo barrio. Y consigue crear suspenso alrededor de las andanzas de este personaje imprevisible que es Gustavo, más allá de que por momentos hacen agua algunas actuaciones, con ciertos diálogos que suenan artificiales en el uso del lunfardo, y de que algunas de las ideas esbozadas no tienen el desarrollo que merecían.