Creíble y emotivo retrato de un piletero
Un piletero de carácter reservado debe soportar a la esposa embarazada, el suegro que ayuda pero es "metido", los clientes fastidiosos y, de pronto, la "amable" presión de un capo zonal para que le marque las casas más factibles de robo. Tentadora ocasión de tener unos pesos, desquitarse de esos clientes y calmar a la familia. Pero luego también debería soportar la presión, no tan amable, de un inspector policial.
Con esta historia de asunto reconocible y tensión creciente, el documentalista J.L. Colás se prueba en el cine de ficción. Aunque más bien diríamos escenificación documentada, ya que toma como base la novela realista de un piletero escritor, el ya reconocido Félix Bruzzone. A partir de esa base, Colás nos presenta un panorama bien creíble y comprobable de la vida, las personas, y los valores actuales.
La puesta en escena es sencilla pero efectiva, los intérpretes calzan justo, y el final es tan preciso como inquietante. Todo transcurre en el Gran Buenos Aires, pero seguramente pasa lo mismo en muchos otros lugares.