El director de Swingers, Viviendo sin límites, Identidad desconocida, Sr. y Sra. Smith, Jumper y Poder que mata vuelve a trabajar luego de Al filo del mañana con ese astro inoxidable que es Cruise en esta bastante convincente mixtura entre thriller, acción y comedia basada en la historia real de un piloto, agente encubierto y brillante estafador que trabajó -a veces incluso de manera simultánea- con la CIA, la DEA, el Cartel de Medellín y los Contras nicaragüenses durante parte de las décadas de 1970 y 1980.
En el inicio de esta película vemos a Barry Seal trabajando como un aburrido piloto de cabotaje de la hoy extinta compañía TWA. En uno de los tantos hoteles donde se hospeda entre vuelo y vuelo es abordado por Schafer (Domhnall Gleeson), un agente de la CIA que le ofrece trabajar para el gobierno en distintas operaciones encubiertas. Tras algunas dudas iniciales, el protagonista acepta y al poco tiempo estará llevando cajas con AK-47 a los mercenarios antisandinistas y -por qué no- de regreso ingresando a los Estados Unidos cocaína colombiana.
El caso real de Seal -que dio lugar a varias investigaciones periodísticas, libros y hasta a Doublecrossed un docudrama de HBO con Dennis Hopper lanzado en 1991- tiene todos los condimentos para un fascinante film de suspenso (no mucha gente tuvo la oportunidad de lidiar directamente y al mismo tiempo con las más altas esferas del gobierno, Pablo Escobar y Manuel Noriega), pero Liman y Cruise van más allá para construir, además de un relato de acción y un drama familiar, una comedia que funciona muy bien durante una parte considerable de las casi dos horas.
Es cierto que la película se reitera un poco y decae otro tanto durante su parte final, que la subtrama familiar es poco convincente (el papel de la esposa interpretada por Sarah Wright no es particularmente inspirado), pero Barry Seal: Sólo en América entretiene y -apoyado en una fotografía setentista/ochentista con espíritu de VHS gentileza del uruguayo César Charlone y en un buen uso de diversos materiales de archivo- nos transporta a aquellas épocas de Jimmy Carter primero y Ronald Reagan después en el que la Guerra contra las Drogas convivían a pura hipocresía con escándalos como el de Irán-Contras.
Película sobre la doble moral, sobre la capacidad para mutar y engañar, sobre las miserias de la política y la hipocresía del poder, y ensayo sobre la codicia en el capitalismo. Todo eso es Barry Seal: Sólo en América en el que un director profesional como Liman y ese auténtico piloto-estrella que es Cruise se asocian para que el viaje nos resulte de lo más placentero.