La angustia ante la página en blanco, el bloqueo de una escritora exitosa. Su metódica rutina a la hora de registrar ideas en sus cuatro cuadernos, el temblor de los dedos ante la obligación de volver a escribir a pedido de la editorial.
El nuevo film de Roman Polanski vuelve sobre tópicos que ya abordó en "El escritor oculto" (con la que pierde en la comparación), pero también en "El bebé de Rosemary" o "Repulsión" con el contrapunto realidad/alucinación. La primera media hora de este thriller psicológico se ocupa del trazado de personajes intrigantes: una escritora de best sellers (Emmanuelle Seigner), fóbica a lo social, conoce a una mujer intrigante (Eva Green), de quien acepta cercanía y luego amistad, conforme se enfría el vínculo con su novio, un periodista literario.
La relación entre ambas se torna enfermiza y la cautivante amiga despliega celos siniestros. Polanski vuelve a situar la última parte del film, la más aterradora y claustrofóbica, en una casona en el campo.
Acaso porque contiene tantos recursos ya vistos o porque el tema no resulta original, este film resulta menos atractivo de lo esperable. Además, quedan interrogantes sin responder, por caso, las cartas anónimas y amenazantes hacia la escritora. Aun con sus extravíos, es Polanki y tiene un final inteligente.